El éxito de tener dos familias

El CEIP de Ardán es el centro marinense con menor número de alumnos por aula, lo que convierte a su comunidad educativa en una familia

Los alumnos plantaron diversos tipos de árboles en uno de los montes comunales de la parroquia. CAROLINA NEIRA
photo_camera Los alumnos plantaron diversos tipos de árboles en uno de los montes comunales de la parroquia. CAROLINA NEIRA

En la carretera que une Marín y Bueu existe una desviación que conduce al CEIP de Ardán. Hay un semáforo que regula el tráfico por ser zona escolar y un gran muro pintado con representaciones de petroglifos que da la bienvenida a los alumnos que cada día acuden al centro a crecer y convertirse en pequeños grandes genios. Apenas cuenta con diez estudiantes por aula. Este es el colegio con menor ratio de estudiantes de toda la localidad y tiene la gran mayoría de sus cursos agrupados. Hay quien lanza una sombra de duda sobre la eficiencia de este modelo, pero basta con una visita al colegio para comprobar que sus bondades pueden contra cualquier reticencia.

Si hay un atractivo que sobresale por encima del resto y que se aprecia nada más traspasar el portalón del colegio es el entorno. La montaña y el mar se solapan en una de las parroquias más bellas de Marín y desde las ventanas de las clases del centro escolar se pueden contemplar unas vistas envidiables. "Eles están afeitos", responde Silvia Fernández, directora, a la pregunta de si los alumnos no se despistan mirando por la ventana. Cualquier profesor lo entendería.

Silvia es la única integrante del equipo directivo del centro. El cuerpo docente lo forman ocho personas, incluyéndola a ella. "O trato é moi familiar, todos nos coñecemos e inténtase que, ao ser menos alumnos, poidan ter unha atención máis individualizada. Iso, queiras que non, nótase. Intentámonos axudar sempre que podemos, e incluso os nenos fano entre eles. É outro tipo de relación", relata.

Esa atención individualizada de la que habla la directora del centro es la responsable de que los alumnos que acuden a Ardán a formarse puedan desarrollar sus puntos fuertes con más facilidad que si estuviesen escolarizados en otro colegio más masificado. "Ao traballar así, ves o especial que pode ter cada alumno".

UN MIEDO IRRACIONAL. En cuanto a la agrupación de los cursos en un misma aula, son las madres las que se encargan de desterrar los miedos que muchos padres tienen con respecto al tema. "Hai moitas familias ás que a agrupación lles supón un hándicap e lles bota para atrás, pero ao contrario. Fan un traballo colaborativo. Se os pequenos teñen dificultades aprenden dos máis grandes a superalas. Os únicos que teñen que facer un esforzo a maiores son os profes", explica una de las integrantes del ANPA.

De hecho, constata que "cando chegan aos institutos", los resultados de los alumnos del CEIP Ardán son "moi bos, dos mellores, e aí demóstrase que non supón ningún problema que crezan agrupados".

MIL POSIBILIDADES. Tener a tiro de piedra la playa y la montaña permite organizar iniciativas que podrían ser mucho más difíciles de programar para un centro de ámbito urbano. Una de las últimas salidas que realizaron los alumnos de Primaria les llevó a plantar varias especies arbóreas en uno de los montes de la parroquia, en colaboración con los comuneros, que estuvieron enseñándoles todo el proceso mientras ellos, con una sonrisa imborrable en la cara, disfrutaban de la lección (que algunos de ellos tenían sobradamente aprendida, porque "eu xa axudo a meu avó con estas cousas", se le escuchó decir a uno).

"É certo que é máis fácil que eles saian á contorna que outros rapaces, sobre todo cando fai bo tempo, e é algo que temos que potenciar máis", recalca Silvia, la directora, que explica que en su momento también tuvieron un huerto, de cuyo mantenimiento se encargaban los niños, pero que acabó naufragando porque se quedaron sin la disponibilidad de los terrenos. Para compensar, han puesto en marcha un compostero con el que los niños aprenden a cuidar el entorno. Su entorno.

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