Jorge Martí: "Quien canta su mal espanta, siempre lo llevé al último extremo"

El cantante actúa este viernes con La Habitación Roja en el Café&Pop Torgal de Ourense, con las entradas agotadas y, este sábado, lo hará en el Inn Club de A Coruña a las 22.30 horas

La habitación roja. EP
photo_camera La habitación roja. JORDI SANTOS

DESDE HACE unas semanas el gélido invierno de los fiordos de Noruega parece una ilusión en la vida de Jorge Martí. El documental In the Middle of Norway mostró la doble vida del cantante de La Habitación Roja. La enfermedad crónica que sufre su mujer lo llevó a empezar otra vida en el país nórdico, donde cuida a pacientes con alzhéimer. Ahora está en Valencia, en casa de sus padres, en un "día triste y nublado" pero que, aún así, "parece primavera". Mientras pasea por el río, cortan palmeras a su paso y los perros le dan la bienvenida.

¿Cuesta hacer la transición de una vida a otra?
Necesito un periodo de adaptación. Al principio es difícil, porque veo que mis hijas se hacen mayores y el tiempo se me escapa, pero después cambio el chip. Me gusta llegar a las giras con el grupo, porque hay un espíritu de viaje de fin de curso de EGB. Esperas con ilusión para estar con tus compañeros. Es un tesoro muy grande.

¿Como le sentó ver su vida en una pantalla?
Mejor de lo que esperaba. Está hecho con talento y cariño, no hay pornografía sentimental. Una cosa es desnudarse en las canciones y otra en la vida real, meter una cámara en tu casa. Pero Mía Salazar, la directora, lo ha hecho de manera muy natural.

¿Tenía miedo de que fuese demasiado triste?
Sí, pero se ha obviado lo más dramático y, aún así, sigue conmoviendo. Yo mismo he soltado algunas lágrimas cuando lo he ido a ver a los festivales.

Su historia pone en valor los cuidados, algo que se sigue vinculando más a las mujeres...
He estudiado rodeado de mujeres y soy consciente de siempre han estado en la primera línea de fuego. No solo las profesionales, el familiar que acompaña al paciente suele ser la mujer. El documental es una suerte de reflexión sobre: ¿Quién cuida al cuidador?

Existe un terrible miedo al fracaso, a no ser como la gente que ven en las redes sociales. Esto provoca frustración y depresión

A usted mismo, que sufrió un tromboembolismo pulmonar hace poco.
Se me vino el mundo encima. El grupo no podía seguir adelante, mi mujer ya está enferma, entonces pensaba: "Esto no me lo puedo permitir". Es una muestra de lo vulnerables que somos, de que un detalle puede arruinar una vida. Podría estar muerto y estoy vivo. Hay que ver lo positivo. [Ríe]

El documental también habla de esa fragilidad.
Estamos necesitados de historias que, aunque no tengan un final feliz, resalten una serie de valores. En la época de las fake news, el culto al éxito y la belleza, contar una historia con valores de amistad y solidaridad, como esta, es necesario. Da miedo porque, aunque lo hagas con buena intención, se puede transformar en una ola de odio y negativismo.

En Memoria dice que nos prohibieron ser románticos. ¿Quién?
Hay una gran presión, yo lo veo en mis hijas, que son adolescentes. Existe un terrible miedo al fracaso, a no ser como la gente que ven en las redes sociales. Esto provoca frustración y depresión. Por eso es importante contar cosas como las que hay en nuestra música, donde siempre prima el amor.

El disco podría ser la banda sonora de In the Middle of Norway.
Volví a la enfermería y la forma de vivir va dejando un poso en tu arte. Escribo como una forma de confrontar la realidad. Quien canta, su mal espanta. Siempre lo he llevado hasta el último extremo. Compartir lo que te pasa con otra gente te hace relativizar.

¿Le canta a los pacientes?
Una de las cosas que me preguntaron en la entrevista de trabajo es a qué me dedico. Les dije que toco la guitarra y les pareció muy interesante porque hacen terapia musical. Muchas de las actividades que hago son cantar mis canciones. La música tiene poder evocador. Es como una forma de expresar cariño y el enfermo lo percibe.

¿Fue muy duro empezar en este trabajo?
Me impresionó mucho, tuve pacientes jóvenes, alguno ya ha fallecido por esta enermedad. Es devastador. Te das cuenta de lo importante que es la memoria. Es lo que nos hace ser lo que somos.

Del Sagrado corazón pasaron a Memoria...
Siempre hemos sido un grupo muy emotivo, quizás si que hay canciones más trascendentales ahora. Para dedicarte a la música tienes que ser de una pasta especial y un romanticismo exarcerbado. Parecemos suicidas, pero es bonito echar la vista atrás y ver que lo has hecho con tus amigos.

¿En algún momento pensó que no daba más?
Todo el tiempo. Intento no dejar a nadie tirado por el camino, pero me quedo con la impresión de que no abarco todo. Es como si, por no querer dejar a nadie, dejara a todos. Tengo la sensación de no ser todo lo buena pareja, padre o compañero que debería.

El documental es un instante capturado que le quedará a sus hijas...
Ellas han tenido que vivir una infancia excepcional por la enfermedad de su madre y mi profesión. No leen las entrevistas, ni la del periódico local de donde vivimos. Tampoco han visto el documental. Es algo que me flipa. Por eso es importante, para cuando sean mayores. Ellas lo verán y se darán cuenta de que sus padres intentaron hacer lo mejor para ellas y sin renunciar a mis sueños.

Y lo difícil que le ha sido...
En la proyección del documental en una asociación de familiares de enfermos de alzhéimer, una señora me dijo un montón de cosas bonitas. Ella cuida a su marido y sabe que la enfermedad aísla. La gente huye de los problemas de forma natural. A la señora le gustó que yo no dejé la música y que eso me ha mantenido a flote. Cuando la vida te pone en estas tesituras, renuncias a las cosas que te producen satisfacción.

¿Por un sentimiento de culpa?
Sí, eso lo he vivido con mi mujer. Siempre he querido compartir la vida con mi pareja. No poder hacerlo me afecta mucho. Tengo que hacer bastantes cosas solo y, aunque es difícil, es importante no tener sentimiento de culpa.

Todo esto está en Memoria...
Es intentar convertir lo que te asfixia en algo bello. Ese proceso es sanador, reciclas basura emocional y lo conviertes en algo que la gente canta feliz.

En ¿Quién eres tú? es fácil imaginarlo pensando en sus pacientes antes de la enfermedad.
En su habitación todos tienen un álbum de fotos de su vida, de su juventud, de sus bodas, tocando un instrumento... Intentamos estimularles la memoria con ellos. La canción es sobre un paciente que consigue hablar y dice: "Oye, yo he sido joven, he tenido la oportunidad de ser feliz como tú, así que no la desaproveches".

¿Que borraría de su memoria y que no eliminaría jamás?
La enfermedad de mi mujer [encefalomielitis miálgica] me ha marcado. No digo que quiera olvidarlo, pero me gustaría superarlo. Muchas veces sueño que se pone bien. Llevamos diez años y conforme van pasando, más duro se hace. Y lo que me gustaría mantener siempre es la esperanza y la capacidad de amar.

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