Víctor Manuel: "'El afilador' le gustaría tanto a un chaval de 15 como a un señor de 70"

Presenta Casi nada está en su sitio en el Auditorio de Vigo. Es su regreso a Galicia, una tierra en la que mamó el ambiente de discotecas como la Hermo

Víctor Manuel. EP
photo_camera Víctor Manuel. EP

LLEVA más de cincuenta años componiendo y Víctor Manuel continúa escribiendo sobre temas sociales y políticos. Esta noche presentará en Vigo ‘Casi nada está en su sitio’, una declaración de incomprensión del mundo actual donde también tienen cabida el amor y el humor.

¿Tiene recuerdos de otras actuaciones en Vigo?

Sí, estuve muchas veces en lugares como el parque Castrelos, el teatro o varias discotecas. Creo que hace seis años que no actúo allí.

¿Sabe que va a encontrar una ciudad muy iluminada, no?

Si, el otro día me dijo Gayoso que me voy a asustar con lo que han hecho. Tengo curiosidad.

El disco se abre con una canción a Asturias que sirve de homenaje a todo el norte peninsular.

En lo verde entramos todos. Tanto Vigo y Pontevedra como Lugo, que es una provincia bellísima y la más desconocida. Cuando voy por la carretera hacia Asturias, me encanta esa zona de planicies de A Terra Chá. También Viveiro, donde canté hace bastantes años. Antes había muchas más discotecas en Galicia, te instalabas ahí, quedabas unos cuantos días y comprabas unas rifas para los coches que se sorteaban... Era una vida muy diferente

¿Cómo eran esas discotecas?

No muy bien acondicionadas, eran más bien garajes enormes donde agolpaban a la gente y les daban de beber no se sabe qué licores espirituales. Creo que esto ocupa una fase importante de la historia musical en Galicia, porque pasábamos todos por allí.

¿Era algo único de Galicia?

Sí, al igual que las orquestas. Había cantidad de lugares donde actuábamos que costaba mucho encontrarlos en el mapa. Tocábamos un par de veces al año en Muimenta [Hermo] por ejemplo, que es un lugar con poca gente, pero iban desde diferentes lugares de Galicia a vernos.

En ‘Casi nada está en su sitio’ transita entre un tono positivo y otro más crítico. Es un trabajo con doble reverso, ¿representa su estado de ánimo?

Siempre, sino no sería yo. Trato de contar lo que veo alrededor, de que la realidad entre en las canciones.

¿Hubo algún momento en el que todo estuviera en su sitio?

Seguramente no, pero estos son tiempos más convulsos. O es que a mí me afecta la edad. El mundo está descoyuntado, moviéndose a una velocidad que a los mortales nos resulta muy chocante, la tecnología nos desborda. También que los gobernantes del mundo puedan ser tan estrafalarios como Trump. Son cosas que hacen que estemos alterados, y ahí está la anomalía de las elecciones en Andalucía. Lo que está en su sitio es la Mariña o A Terra Chá, todo lo demás está desestabilizado.

Tengo entendido que para componer necesita encerrarse, leer poesía y escuchar música, ¿es así?

Yo soy de la opinión de que no puedes estar delante de un paisaje bellísimo y componer, porque lo que haces es mirar el paisaje. Necesito aislamiento, oscuridad y cosas alrededor que me estimulen la imaginación.

Para este disco, ¿que leyó y escuchó?

De todo.Tendré como treinta libros de poesía, los abro en cualquier página y encuentro una palabra que puede inspirarme una canción. Con la música igual, escuchando cosas que están lejos de uno mismo estimulas mucho la imaginación. Esto te invita a componer de una forma que no tiene nada que ver con lo que hiciste hasta el momento

¿Qué música que está lejos de su estilo le sirve de inspiración?

Para este disco escuché mucho a Imagine Dragons, también a Muse, y siempre vuelvo a Antonio Carlos Jobim.

Recientemente participó en el último trabajo de Luar na Lubre. En el concierto de Ourense, introdujeron su canción con una melodía de un afilador que fue recogida por Alan Lomax y que aparece en el ‘Sketches of Spain’ de Miles Davis con el nombre de ‘Alborada de Vigo’, lugar donde actuará esta vez.

Que bueno, no sabía nada de eso! Conozco mucho a Alan Lomax, es uno de los folcloristas de cabecera pero no sabía de todas estas coincidencias.

Es el poder que tiene la música para viajar...

Sí, es el instrumento de comunicación más poderoso que existe y el más democrático. Escuchas cantidad de músicas a lo largo de tu vida pero hay algunas que se quedan en el disco duro. Dicen los estudiosos que a los enfermos de alzhéimer lo último que se les borra es la música. Yo lo comprobé. Mi madre se murió en una residencia y, cuando iba a verla por las tardes, le ponían pasodobles como ‘Suspiros de España’. Mi madre no me conocía, pero sí que movía la cabeza y llevaba el compás de la música.

¿En su casa cantaban cuando usted era pequeño?

Sí, cantaban mucho y estilos muy diversos. Mi madre cantaba tonadillas y mi padre canciones mexicanas o de Asturias, que hay una música popular muy rica, como en Galicia. Casi todo se transmitía oralmente y eso se perdió con la inmediatez que tenemos ahora. La gente prefiere tener muchas canciones que unas pocas que le gusten mucho.

Por eso sus composiciones o la música del afilador tienen más valor.

Sí, porque ahí estás yendo a la tierra, a la tradición y a lo que conmueve. Estoy seguro de que si un chaval de 15 años escucha la canción del afilador le gustará tanto como a un señor de setenta. Lo que pasa es que no suele tener acceso a ella.

Esperemos que alguno lea esta entrevista y la busque.

Si, ojalá sea así.

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