Los árbitros son un elemento del juego y a veces una limitación. Este martes, en A Raña, fueron la ría de los 3.000 obstáculos. Se ensañaron con el Marín Ence Peixegalego en la décimo tercera derrota del equipo de Javier Llorente en su tortuosa travesía por LEB Oro. El dúo del silbato midió de forma desigual los contactos en las dos zonas, castigó al banquillo del cuadro de A Raña con dos técnicas y dejó sin sancionar al Tau Castellón en alguna acción merecedora de la misma respuesta.
Los levantinos se llevaron el triunfo en un duelo con altibajos, con momentos de brillo y espectáculo alternados con otros de desatino, precipitación, atolondramiento y concatenación de errores diversos.
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