A mil supera sus cifras del año pasado con cerca de 3.000 asistentes a su tradicional fiesta de O porquiño á brasa. Durante la jornada del domingo se degustaron cerca de 140 piezas de esta sabrosa carne al espeto, que a la brasa, es toda una especialidad en la zona de Moraña.
Más de 60 porquiños se prepararon para la comida de la asociación, 26 para repartir a particulares y otros 50 para un catering.
Estas cifras dejan un balance muy positivo de la XXIX edición de esta fiesta gastronómica, que crece año tras año en número de asistentes que reservan el último domingo de agosto para acercarse hasta Amil para comer porquiño á brasa y disfrutar de una jornada festiva.
Los lotes que se repartieron para grupos de 20 comensales por un precio de 300 euros, constaban de un porquiño de entre 14 y 16 kilos, dos empanadas de un kilo y medio de zorza y bacalao con pasas, doce botellas de vino barrantes, seis botellas de agua, dos bollas de pan, dos bicas, café y aguardiente.
La fiesta comenzó el sábado por la tarde con juegos tradicionales infantiles.
El punto álgido de los festejos fue el domingo. Además de la comida popular, la fiesta de Amil contó con otros planes de ocio para todos los públicos.
A las 12.00 horas tuvo lugar un obradoiro infantil dirigido por los monitores del grupo GAIA de Poio y una actuación de danza tradicional de la mano del grupo Seixebra. A las 14.00 se procedió al sorteo de porquiños y comenzó la degustación.
La jornada estuvo amenizada por los grupos de gaitas Chinguilipé de Moraña y Airiños da Fracha de Ponte Caldelas. Tras la comida, se realizó otra ronda de juegos tradicionales, pero esta vez los protagonistas fueron los adultos, que disfrutaron de la tarde sacando su lado más infantil.
