Tal día como este viernes hace justo un año desapareció en Silleda el septuagenario Julio Félix Fernández Vázquez. El hombre, que vivía con su hermano y la familia de este en la parroquia de Saídres, salió a pasear por la mañana y nunca más regresó a su casa. El último que lo vio fue un lugareño de Martixe, la misma jornada de su desaparición, pasado el mediodía. Desde entonces, su paradero es una incógnita.
Familiares, vecinos, voluntarios y servicios de emergencia y policiales participaron desde el primer momento en el operativo de búsqueda que coordinó la Guardia Civil y que contó con el trabajo de perros especializados en búsqueda de personas, enviados desde Madrid. Los rastreos a pie, por aire, a caballo, en vehículos o incluso en quads para peinar las zonas más próximas al domicilio del desaparecido, así como áreas de concellos limítrofes, remataron con resultados infructuosos después de días de trabajo. "Meu pai vai camiñar tódolos días e aínda hoxe mira. Seguimos paseando, mirando ós lados, xa por inercia, pero a onde vas?", se pregunta Paula Fernández, sobrina del desaparecido. "Este ano foi duro", admite.
Hace unos tres meses, un fuerte olor detectado en una zona de Martixe, donde se le perdió el rastro, hizo pensar que podría tratarse del cuerpo de Julio Félix. La familia llegó a movilizar a la Guardia Civil, pero resultó ser el cadáver de un jabalí. "Agora, despois dun ano, xa é bastante difícil atopar nada", lamenta la sobrina. "Asimilámolo porque el nos falta, pero faise raro. Aínda nos parece imposible, pero estamos resignados. Non sabemos que facer", explica. La Guardia Civil tampoco ha tenido ninguna novedad reseñable sobre un caso que sigue conmocionando a Silleda.
