La presión que el lobo está ejerciendo sobre las cabañas ganaderas en las comarcas de Deza y Tabeirós-Terra de Montes se está convirtiendo en un problema del que se hacen eco sindicatos agrarios, colectivos como la Asociación Rapa das Bestas de Sabucedo y también particulares. Es el caso de Manuel Canicoba, el propietario de un poni al que el cánido dio muerte en la noche del lunes al martes.
El animal, una hembra, pastaba junto a otro poni en una finca del lugar de Marque, en la parroquia estradense de Ribeira. La parcela es el terreno de una casa en la que actualmente no vive nadie. Está vallada con malla, una protección que no supuso impedimento para el lobo, que se sospecha que entró por debajo de la red, aún a pesar de que en el fondo está rematada con un alambre de pico. "Fixo un burato e debeu ser por onde entrou e saíu, pois deixou alí restos de pelo", asegura el dueño del ejemplar muerto.
El cánido regresó este miércoles por la noche para continuar comiendo a su presa, que por la mañana esperaba a ser retirada por el camión de recogida de cadáveres. Canicoba asegura que un agente de la Consellería de Medio Ambiente confirmó que el ataque había sido producido "por un ou dous lobos". El otro poni no sufrió daños, pero su dueño ha decidido venderlo "de aburrido", dice. "Dende que os trouxen, en 2010 ou 2011, non tiven ningún ataque, pero neste país agora non se pode ter nada".
