La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha condenado a una pena de tres años de prisión y a una multa de 17.921 euros a un vecino de Lugo que fue interceptado en plena autopista AP-9, a la altura de Caldas de Reis, cuando regresaba desde O Salnés con 178 gramos de cocaína. El operativo, efectuado de forma conjunta por agentes de la Compañía de Vilagarcía de Arousa de la Guardia Civil miembros del Subsector de Tráfico de la Comandancia del Instituto Armado pontevedrés, incluyó la interceptación del automóvil en el que viajaba el ahora condenado, un taxi. En la parte posterior del mismo se hallaba el investigado, que, en una riñonera que llevaba cruzada en el pecho, ocultaba las citadas sustancias estupefacientes.
Todos los indicios apuntan a que este lucense se había desplazado a las Rías Baixas para adquirir la droga que posteriormente pensaba vender en su ciudad de origen.
El juicio se resolvió por la vía rápida, pues el investigado reconoció punto por punto los hechos que le atribuyó el representante del Ministerio Fiscal en su escrito de acusación provisional. De ese modo consiguió una rebaja en la pena, que, además, se verá reducida por el tiempo que ya pasó entre rejas tras el arresto, allá por el mes de septiembre de 2019.
El investigado, de 26 años, portaba droga suficiente como para elaborar 2.200 dosis, según calculó en su momento la Guardia Civil de Pontevedra. "La sustancia incautada iba a ser destinada por el acusado para su distribución a terceras personas", asegura el juez en su sentencia, con la que mostró el total acuerdo el procesado.
En cuanto a la responsabilidad civil, el acusado se enfrenta a un nuevo problema, pues la sentencia fija un día de condena por cada 150 euros impagados. El acusado deberá abonar, además, las costas procesales en el presente caso.
La llegada de personas procedentes de otras provincias a la comarca de O Salnés para hacer acopio de cocaína es más frecuente durante los meses de verano. No solo de Lugo, sino también de otras provincias limítrofes como Ourense o A Coruña, e incluso Asturias, el País Vasco o León, son puntos desde los que se desplazan personas en busca de droga para posteriormente venderla en sus respectivas localidades de procedencia.
