Nunca en los últimos 59 años habían faltado a su cita con los vecinos de Catoira y sus visitantes los valerosos vikingos. En esta ocasión, el covid-19 fue un enemigo insuperable incluso para estos rudos hombres del norte. Los drakkar no cruzaron la ría esta vez y las Torres de Oeste no tuvieron que sufrir el asedio.
La decisión de suspender el desembarco vikingo en una fecha tan señalada como su 60 edición no fue fácil, pero la salud es lo primero y sería muy complicado, por no decir imposible, realizar un evento de estas características manteniendo las medidas de seguridad y distanciamiento exigidas por las autoridades sanitarias.
Los vecinos tuvieron que conformarse con disfrutar de pequeños actos y con un aforo muy reducido. La acción la puso la Sala Viguesa de Esgrima Antigua, con una interesante lección de historia y lucha. El ambiente quedó en manos del grupo Troula con un pasacalles nocturno. Otros pequeños espectáculos se realizaron en el recinto próximo a las Torres de Oeste.
