Cuando Tinduf desprendía esperanza

José Luis Rodríguez Ruza ha sido capaz de fusionar en unas 25 instantáneas la dureza de las condiciones de vida de los campos de refugiados saharauis en Argelia, sus tradiciones y su fortaleza, a pesar de todo. La muestra fotográfica podrá verse hasta el próximo 28 de enero en el Auditorio Municipal de Valga 
José Luis inauguró la muestra acompañado del alcalde de Valga. CEDIDAS
photo_camera José Luis inauguró la muestra acompañado del alcalde de Valga. CEDIDAS

En 1975 la región de Tinduf, en el suroeste de Argelia, acogió a miles de saharauis que huían de la guerra perpetrada por Marruecos, en su afán de conquistar el Sáhara Occidental. Casi 20 años después, en 1991, José Luis Rodríguez Ruza, abogado jubilado y fotógrafo aficionado, fue testigo de la fortaleza de un pueblo que, pese a vivir en unas condiciones de extrema dureza y "a 200 años de diferencia" con respecto al mundo occidental, desprendía amabilidad y esperanza de regresar a casa.

"Lo que más me llamó la atención era la fuerza, la dignidad que tenían para todo viviendo como vivían y la esperanza en el futuro, en volver al Sáhara Occidental". José Luis, más de tres décadas después de sus viajes a Tinduf, todavía recuerda con claridad los campamentos de refugiados saharahuis en esta región argelina. "Son muy hospitalarios, agradables y agradecidos, pero viviendo como no quisiéramos vivir nadie, en tiendas de campaña o jaimas con alfombras y muy pocos muebles...".

Pero quizás las condiciones habitacionales no eran lo más duro de esta pequeña región africana, sino las altas temperaturas que las personas tienen que soportar. "De día puede llegar a haber 55 grados, mientras que por la noche la temperatura cae hasta los 15. Y aunque esta última temperatura es más que soportable, si has estado todo el día a 50 grados el bajón es muy grande", cuenta José Luis.

José Luis inauguró la muestra acompañado del alcalde de Valga. CEDIDAS

Y a esto habría que sumar las constantes tormentas de arena y fuertes vientos que dificultan que el pueblo pueda dedicarse a la agricultura y contribuir así al sustento de la población. Y que incluso afectaba a la salud de los saharauis, que sufrían constantes infecciones oculares debido al viento y a la arena.

Y así, en un rincón africano en donde tomarse un refresco frío es "un privilegio" para los habitantes, que consumían diariamente agua caliente con arena, todavía había cabida para la esperanza y la felicidad de alcanzar un destino mejor.

"Vivían con tanta esperanza de conseguir la libertad y la independencia que yo creo que eran felices. Era un pueblo muy alegre", cuenta José Luis, natural de Guadalajara y que actualmente reside en Portosín, y que ha escogido el Auditorio Municipal de Valga para exponer una serie de 25 instantáneas en las que quiere mostrar al mundo el modo de vida, las vestimentas, los hogares, los hospitales y los edificios institucionales de un pueblo que decidió acampar en Tinduf huyendo de una sangrienta guerra.

Y es que después de fundar en León, donde este fotógrafo aficionado estuvo en activo durante 40 años, una asociación en solidaridad con el pueblo saharaui y de acoger a una mujer refugiada durante un año, no dudó en desplazarse a la 'zona cero' y ofrecer 'in situ' su ayuda a estas personas, que desde que comenzó el conflicto han vivido de la ayuda internacional.

undefined

En septiembre de 1991 se acordó un alto al fuego. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas decidía establecer bajo su autoridad la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (Minurso). A partir de esa fecha debía comenzar un período de transición que acabase con la proclamación de la independencia del pueblo saharaui. La firma del referéndum se fijó para 1992, pero en pleno año 2022 aún no se ha producido.

Actualmente el Frente Polisario, reconocido internacionalmente como el único y legítimo representante del pueblo saharaui, dirige la lucha pacífica para conseguir la independencia del Sáhara Occidental.

José Luis Rodríguez está convencido que a día de hoy las condiciones de vida del pueblo saharaui han mejorado sutilmente, probablemente debido a la inagotable fortaleza de un pueblo cuya razón de ser es llegar a saborear la ansiada libertad.

Comentarios