En una de sus visitas a España, durante una comida en Ourense, el que fue campeón mundial de ajedrez, el ruso Anatoli Kárpov, preguntó qué comían los gallegos como guarnición antes de la llegada de las patatas. Castañas, le dijeron. Y entonces él, procedente de un país donde este fruto es muy apreciado, admitió que le parecía mucho mejor acompañamiento que el tubérculo. Esta anécdota la contó este sábado el diputado provincial de Turismo, Santos Héctor, en la presentación del libro "No medievo, castañas e castiñeiros como recursos económicos", escrito por Héitor Picallo y diseñado por su hermano Martiño Picallo.
El acto formó parte de la jornada dedicada a la castaña que se celebró en Cuntis, municipio que desde hace cuatro años está apostando por este cultivo. Su alcalde, Manuel Campos, aprovechó para anunciar que el Concello llevará a cabo un proyecto con el Ayuntamiento zamorano de Lubián "para o fomento do cultivo da castaña, a promoción de soutos e o procesado" de este fruto. La iniciativa forma parte del programa Empleaverde, concedido por la Fundación Biodeiversidad y financiado por el Ministerio de Transición Ecológica. En base a él, un mínimo de 20 vecinos de cada localidad, preferiblemente desempleados, se formarán en este sector, visitarán plantaciones y conocerán experiencias tanto en Galicia como en otros puntos de la geografía española y Portugal. El próximo día 22 el regidor cuntiense se desplazará a Madrid para iniciar el programa. Asimismo, en diciembre se celebrará en el municipio una jornada técnica sobre la plantación de castaños.
En 2017 se puso en marcha en Cuntis el primer cultivo experimental de la provincia. Se plantó una hectárea de la variedad Longal, avalada por la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Castaña de Galicia. "Están xurdindo plantacións novas e moita xente está preguntando cómo facer", asegura el regidor.
El presidente de la IXP, Jesús Quintá, apuntó este sábado que Galicia es la primera potencia de España en la producción de castaña, que exporta a 27 países. Recordó que tras la guerra fue fundamental como sustento para las familias, y que, en plena crisis, vuelve a serlo como complemento a sus economías. Héitor Picallo cuenta en su libro que las plantaciones de castaño formaron parte de los privilegios reales y servían como dotes de bodas y que las castañas se utilizaron para pagar misas.
