"A quen hai que felicitar é aos veciños de Donramiro e de Lalín, porque a súa seguridade en materia viaria queda refrendada con esta obra". Así se expresó este martes el alcalde lalinense, Rafael Cuíña, durante la visita realizada a la recién construida rotonda de Montserrat, cuyas obras se dieron por concluidas. Acompañado por el teniente de alcalde, Nicolás González Casares, y por responsables de Construcciones Taboada y Ramos, la empresa adjudicataria de los trabajos, el regidor aseguró estar "moi contento" por la consecución de esta infraestructura, "crucial para a seguridade da zona", puesto que se trataba de un punto negro que hasta el momento venía acumulando un alto número de accidentes de tráfico.
"A execución é perfecta", añadió Cuíña. La obra, una vieja demanda vecinal, supuso una inversión de 160.936 euros, financiados con cargo al superávit de la cuenta de 2016. La glorieta tiene 50 metros de radio y ocupa entre 600 y 700 metros cuadrados, asentada en unos terrenos para cuya cesión se firmaron convenios con once propietarios. En el centro luce una escultura que representa el Castro de Donramiro, autoría de Salvador López Torres, vecino de la zona.
ELIMINACIÓN DE BARRERAS. El teniente de alcalde destacó que, además de mejorar la seguridad vial, la rotonda permite eliminar una "barreira" de acceso histórica entre Donramiro y Lalín, lo que continuará con la ejecución de los diferentes proyectos recogidos en la estrategia Lalín Ssuma 21.
La glorieta se encuentra en la intersección de las avenidas Xosé Cuíña y Madrid, un punto conflictivo a nivel de tráfico en la trama urbana. El entorno también se verá mejorado con la próxima reforma del firme de la avenida Xosé Cuíña.
