En la toponímia gallega también encontramos muchas referencias a este producto. Y son varias las fiestas gastronómicas que se le dedican a lo largo y ancho de nuestra geografía. Incluso tuvo una gran importancia en los viajes marítimos a América, ya que aportaba la vitamina C tan necesaria para evitar la temida enfermedad del escorbuto.
Desde hace algunos años se está recuperando la elaboración de esta bebida para su comercialización. En algunos casos de forma artesanal y ecológica. Un claro ejemplo es la familia Peroja. Hace dos décadas aprovecharon las fincas abandonadas que se habían dedicado a la labranza para cosechar manzanas. Un lustro atrás dieron el paso de producir sidra, el año pasado elaboraron vinagre y ahora acaban de lanzar el mosto. Todo ello de forma artesanal y ecológica.
Víctor Peroja, responsable de la firma Sidrería Peroja, explica "No usamos productos químicos. Todo es natural, tanto en los cuidados de los árboles como en la elaboración de la sidra, mosto o vinagre. Mantenemos la tradición, aunque cumplimos con las exigencias sanitarias de los tiempos actuales. Por ejemplo, el mosto se envasa con un autoclave como las conservas o las mermeladas. Lo abres y parece recién exprimido".
Para llevar a cabo todo este proceso utilizan el lagar de una vivienda de más de 200 años que la familia tiene en la parroquia de Agar, Concello de A Estrada. Allí también reciben a grupos de visitantes interesados en ver la elaboración de estos productos derivados de la manzana.
Por muy tradicional que sea y tenga cierta parte sentimental, estamos hablando de un negocio. Lo económico es importante. Según Víctor Peroja, "somos pocos los que nos dedicamos a lo artesanal. Es otra liga. Vendemos principalmente en Ourense, Pontevedra y Santiago para tiendas gourmet y restauradores. Es un público concienciado con el tema ecológico. Nosotros no usamos contaminantes. Todo natural. Como se hacía antiguamente, aunque como he dicho, cumpliendo la reglamentación que exige la administración".
En estos momentos la producción de sidra de la empresa estradense alcanza los 5.000 litros, mientras que la de mosto está por los 1.500 litros. El trabajo lo desarrollan en familia, aunque para la recogida de manzanas se contratan cuadrillas. La cosecha se lleva a cabo después de la vendimia. Como curiosidad, Víctor apunta: "Antes le llamaban vino de manzana, no hablaban de sidra".
