Pasión por la horticultura en A Estrada

Un grupo de 15 alumnos de 8 años del CEIP de O Foxo realizan un proyecto de cultivo de frutas y verduras que tiene previsto finalizar en junio. La actividad fomenta la investigacíón y el uso de las matemáticas, la lengua y la ciencia
photo_camera Varios momentos de la actividad desarrollada por los alumnos en la parcela destinada al huerto. PATRICIA FIGUEIRAS

Tienen apenas 8 años, pero muchas ganas de comerse el mundo, sobre todo después de sufrir un año con limitaciones e incontables horas encerrados en casa. Por tanto, la mejor manera de dar rienda suelta a esa energía y creatividad es programar una actividad al aire libre. Y si tiene que ver con seres vivos, pues casi podemos decir que se cierra el círculo.

Eso debió pensar Alberto Bernárdez, profesor del CEIP O Foxo de A Estrada cuando presentó el proyecto de crear un huerto. «Viendo los contenidos que tenemos que dar se me ocurrió enfocarlo por ahí. Propuse la idea y se entusiasmaron. Es cierto que la propuesta partió de mí, pero ellos hicieron todo el trabajo y tomaron las decisiones de lo que querían desarrollar. El profe acompaña y ayuda».

Además de motivos puramente académicos, existen otras razones de peso para buscar actividades poco comunes, nos comenta el tutor de este grupo de 15 niños y niñas. «Hay clase dos tardes a la semana y ahora con el buen tiempo es complicado tenerlos sentados en una silla. Mejor que puedan disfrutar del exterior. Además venimos del confinamiento y pasaron mucho tiempo en casa».

"Propuse la idea, pero ellos tomaron las decisiones y desarrollaron todo el trabajo", apunta el tutor Alberto Bernárdez

Aunque pueda parecer algo sencillo, lo cierto es que la actividad permite a estos pequeños estradenses empaparse en varias materias y desarrollar otros elementos que le serán de utilidad en la vida. «Engloba varias áreas como matemáticas, lengua o ciencias. Por ejemplo, para pedir permiso a la directora tuvieron que escribir una instancia con la presentación del proyecto. Así practicaron escritura y redacción», explica Alberto Bernárdez.

Posteriormente hubo un trabajo de investigación utilizando las nuevas tecnologías, como nos apunta el profesor de O Foxo. «Con el asistente de Google se informaron de lo que se podía plantar en el mes de marzo, a la vez que debía ser un producto que estuviera listo para cosechar antes de las vacaciones de verano. Luego investigaron el tipo de terreno, como se plantaba, el riego... Y siempre contrastando la información».

La asistencia de la firma con el motor de búsqueda más utilizado del planeta apostó por el pepino, la lechuga, el tomate, la zanahoria y la remolacha. Cada alumno eligió el vegetal que más le gustaba de esos recomendados. Luego fueron sus familias las encargadas de conseguir las semillas. Y tocaba ya el trabajo físico. Quitar las malas hierbas, preparar el terreno y plantar.

Podríamos pensar que se aburrirían pronto del nuevo "juguete" o que las exigencias laborales de un horticultor les iban a resultar demasiado duras. Pero no, «siempre preguntan si pueden ir a verlo, a sacar malas hierbas o a regarlo», asegura Bernárdez.

Con todo el proceso en marcha y en espera de comprobar el resultado final sobre el mes de junio, muchos preguntarán qué ocurrirá con esos vegetales cuando alcancen su madurez, aunque parece probable que se convertirán en vitaminas para estos jóvenes y sus familias. El profesor lo tiene claro. «Van a cuidar el huerto y vigilarlo hasta esa fecha. Lo bonito es que vean el fruto final. Después lo llevarán para casa y lo consumirán». Pues a mayores también se fomenta la alimentación saludable. Todo son ventajas.

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