Rafael Rozas, el discípulo lalinense del Mestre Mateo

Tiene 40 años y lleva media vida como cantero. La misma empresa que le encargó la reconstrucción de una balaustrada interior de mármol del santuario de Muxía, devastado por el fuego en 2013, lo ha vuelto a llamar para que colabore en la restauración de la Catedral de Santiago

El lalinense Rafael Rozas, en su taller, preparando uno de los balaústre que ya están instalados en la fachada del Obradoiro. B.P.
photo_camera Rafael Rozas, en su taller, preparando uno de los balaústre que ya están instalados en la fachada del Obradoiro. B.P.

Su humildad no le permitiría compararse con el gran artífice del Pórtico de la Gloria, pero, salvando las diferencias, el esmero con el que el cantero lalinense Rafael Rozas, responsable de la firma Pedriñas, realiza su trabajo bien podría equipararse al del gran Mestre Mateo. Tanto es así que también su obra luce en la Catedral de Santiago, al lado de las joyas que el afamado escultor y arquitecto ideó y plasmó en la segunda mitad del siglo XII. Una de las empresas que acometen las obras de restauración en las que está inmerso el templo se ha fijado en el buen hacer de este joven dezano, que no deja de recibir encargos para el monumento.

Cinco balaústres salidos del taller que Rafael tiene en la parroquia lalinense de Palio lucen en la fachada del Obradoiro desde hace unas semanas. "É un tramo de 1,20 metros e ten un corredor por dentro con dous arcos grandes. Están na parte esquerda, segundo miras para a fachada, debaixo de dous arcos", explica el autor.

Balaústre realizado por el lalinense Rafael Rozas, instalado en la fachada del Obradoiro. CEDIDA

Las piezas son réplicas de las originales, que por su avanzado estado de deterioro fueron retiradas. "No caso destes balaústres, eran tres os que ía facer, pero empezaron a sacalos e viron que rompían, así que ó final foron cinco". Para respetar al máximo la estética del edificio y el sello de los arquitectos y artistas que trabajaron en él, la dirección de la restauración pone especial mimo en las características de las nuevas piezas. Se trata de igualar al máximo no solo el diseño, sino también el material. Por ejemplo, los balaústres realizados por Rafael para la catedral "son feitos con pedra da Gudiña, máis compacta e máis morena que outras, cun gran máis fino", similar a la de las piezas retiradas. "Hai que traballar con pedras que se adapten ás características das que vas substituír", apunta el dezano, que también trabaja con material extraído de las canteras de Pedroso (Rodeiro) y de A Cañiza.

Pero este no es el único encargo que el titular de Pedriñas ha recibido de la catedral, para la que también ha preparado piezas "bastante grandes" para el suelo de un balcón, "creo que tamén para a fachada do Obradoiro, pero como van no chan, non se ven". Su pegada ha quedado, además, en las molduras realizadas en los laterales de unos ventanales "duns sete metros de alto", precisa. Guiándose por las medidas que él mismo toma, desplazándose al propio templo, o que le hace llegar la empresa que le realiza el encargo, Rafael elabora las piezas y las entrega. A continuación, es el personal de la firma el que asume la colocación.

Uno de los capitales hechos por el lalinense Rafael Rozas, colocado. CEDIDAComo muchas otras profesiones, la cantería ha sabido avanzar con los tiempos, pero aún conserva esa parte artesanal que hace de cada uno de los diseños una pieza de autor. "Cunha cortadora devastas todo e despois está o traballo manual", explica refiriéndose a los balaústres encargados. En cada uno de ellos empleó unas cuatro horas de trabajo. Precisamente, en esta dedicación especial está el secreto de su éxito. "A que me fai os encargos tamén opera con empresas grandes, pero estas queren traballos de tirar para adiante, non de pararse a medir, por iso eu estou facendo o 1% ou o 2% do que se está acometendo na catedral. As cousas grandes fanas outros", argumenta.

"ÉNCHETE DE ORGULLO". Económicamente, el trabajo que el cantero lalinense está realizando para el templo cumbre del Xacobeo no le reporta más ni menos beneficios que el que le da cualquier otro encargo de un particular, "pero o feito de, o día de mañá, mirar para alí e dicir aquilo fíxeno eu..., iso énchete de orgullo. Xa o sinto facendo un cruceiro ou un hórreo, así que imaxínate na catedral!, reconoce este profesional, que empezó en el oficio por casualidad, cubriendo la baja de un operario de la empresa lalinense García y Montoto, en la que trabajaba su hermano. "Foi no verán. Dixen vou un mes ou dous e despois xa buscarei outra cousa, pero empezoume a gustar e xa van alá case vinte anos" en el oficio, los últimos nueve como autónomo.

"Non fun a unha escola de canteiros coma a de Poio, pero se che gusta sempre pos interese, vas practicando e ó final é como aprendes", asegura. Uno de sus últimos retos ha sido construir un horno para un vecino de la parroquia lalinense de Pareizo que vive en Estados Unidos.

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