La Romaría do Corpiño se celebró sin aglomeraciones

Los oficios religiosos se celebraron con estrictas medidas de seguridad y en ningún caso se superó el aforo de 350 personas
Los asistentes a los oficios religiosos tuvieron que pasar un control de temperatura, desinfectarse las manos y llevar mascarilla. PATRI FUIGUEIRAS
photo_camera Los asistentes a los oficios religiosos tuvieron que pasar un control de temperatura, desinfectarse las manos y llevar mascarilla.

El Santuario do Corpiño no recibió el miércoles a miles de personas como de costumbre. De hecho, las 350 sillas colocadas con separación en la carballeira anexa al templo para asistir a los oficios religiosos que se celebraron en honor a la Virxe do Corpiño fueron suficientes, e incluso en una de las misas que se celebraron por la mañana no se llegó a completar el aforo. Así, ninguna persona se quedó en pie y no hubo la aglomeración de personas que caracteriza da la Romaría do Corpiño.

La concejala delegada de la zona, Eva Montoto, indicó que "estamos moi contentos co resultado". La edil popular confesó que "eu tiña un pouco de medo, porque era un reto complicado post-covid pero todo saíu moi ben, a xente comportouse moi ben e todo o mundo foi bastante sensato". Subrayó que no hubo la afluencia de gente que hay todos los años en esta Romaría pero "completouse o aforo en todas as misas excepto na primeira". Asimismo, Montoto apuntó a la excelente coordinación entre la Guardia Civil, Policía Local y Emerxencias Lalín, cuyos voluntarios "fixeron un traballo extraordinario, xunto cos voluntarios do propio Santuario". Y esa coordinación, dijo, ofreció una imagen de seguridad, tanto para la gente que asistió a alguno de los oficios religiosos como para las personas que los siguieron desde sus hogares.

Los controles para evitar la propagación de la covid-19 fueron exhaustivos. En primer lugar, se habilitó un circuito de dirección obligatoria, de tal manera que la gente no se cruzaba. Las personas que se acercaron al Santuario desde la carretera principal tuvieron que esperar en una cola, manteniendo la distancia pertinente, a que comenzase la siguiente misa. Los voluntarios tomaron la temperatura a cada persona que accedió a la carballeira y se le suministró gel hidroalcohólico para realizar un lavado de manos. Se comprobó, asimismo, que todas las personas llevasen mascarilla en buen estado, y de no ser así, se les ofreció una nueva. Por otra parte, las 350 sillas colocadas en la carballeira fueron desinfectadas entre misa y misa.

Una vez terminados los oficios religiosos, la ruta de salida cruzaba el Santuario para que los fieles pudiesen ver a la Virxe do Corpiño, aunque no tocarla.

Comentarios