La iglesia de Lalín de Arriba estuvo a punto de ser demolida en 1905. Entonces se pretendía utilizar su piedra para construir el actual templo de la capital dezana. Los vecinos, "coas mulleres como principal ariete", se opusieron y ejercieron "unha presión bastante forte" para evitar su demolición. Su piedra ya había sido comprada por el constructor del nuevo tempo y los lugareños frenaron el desmontaje de su inmueble recomprándole el material. Un documento notarial de la época recoge que ocho vecinos, «en representación global de todos», entregaron 1.500 pesetas para la adquisición y que otras 1.000 fueron aportadas por el entonces obispo.
Quien así lo cuenta es José Antonio Ferradáns, secretario de la Asociación de Veciños San Martiño de Lalín de Arriba, colectivo que mantiene abierto un procedimiento judicial contra el Obispado de Lugo, al que reclama la titularidad del templo, que la entidad eclesiástica inmatriculó en 2015, es decir, lo inscribió por primera vez como suyo y lo incorporó al Registro Público de la Propiedad. El colectivo lalinense, integrado por unos 105 socios, según apunta Ferradáns, presentó el pasado mes de junio una denuncia ante el Juzgado solicitando una rectificación en el Registro y que la iglesia pase a manos de los vecinos. "A igrexa leva 113 anos a cargo dos veciños, que evitaron que se derrubara e que a mantiveron conservada. O estado actual que ten é grazas a eles", argumenta.
Ferradáns asegura que los sucesivos parrocos que impartieron culto en la parroquia "nunca tiveron as chaves" del templo, en el que se celebran misas todos los domingos y en el que se ofician funerales, bautizos y demás ceremonias religiosas. Aunque no siempre fue así. Hubo un tiempo en el que "deixaron de misar", pero desde los años ochenta "volveuse ter misa tódolos domingos", apunta Ferradáns. Este reitera que «os veciños fixeron unha colecta» para salvar su iglesia y que desde 1905 son los que se encargan de cuidarla, por lo que deben figurar como sus dueños. "Queremos que as novas xeracións sigan tendo a igrexa para o seu uso e goce", apunta.
"Se o Obispado a quería, que se fixera cargo de todo o pago. Non consideramos nada xusta a lei de inmatriculacións", explica el secretario de la asociación, que estos días tendrá que presentar nueva documentación a requerimiento del Juzgado, que mantiene abierto el caso. Al mismo tiempo, ha decidido iniciar contactos con distintos colectivos del municipio para informarles de la importancia de que el tempo continúe en manos vecinales. "Non é un conflito cos sacerdotes nin coa fe. Trátase dunha realidade", concluye.
DEFENSA DE LOS CATÓLICOS. El responsable eclesiástico de la parroquia de Lalín, Marcos Torres, también encargado de oficiar misa en Lalín de Arriba, argumenta que "a Igrexa o único que fixo foi, por obriga do Estado, inmatricular aqueles bens que estaban sen inmatricular e que teñen un uso relixioso de toda a vida". Aclara que "no Rexistro non puxeron ningún tipo de pega porque dixeron: é unha igrexa, hai culto e, polo tanto, é propiedade da Igrexa Católica". Y este es el argumento del Obispado, que "non vai xudicializar esta situación máis alá de defenderse porque recibiu unha denuncia", dice Torres. Afirma que "non ten máis pretensión que a defensa dos intereses dos católicos, porque é unha igrexa católica para uso de tódolos católicos", recalca el sacerdote.
