Es habitual que las poblaciones cuenten con un núcleo originario que se convierte en el centro de atención de los visitantes. En el caso de Pontecesures, se encuentra en San Xulián, un lugar caracterizado por sus calles estrechas y cortas, su elegante iglesia y la presencia de peregrinos que recorren el Camiño Portugués a Santiago y no pueden refrescarse los pies en el pilón porque desde hace mucho tiempo está sucio y el aspecto del agua estancada y maloliente no invita a detenerse en el mismo.
Esta estampa es la que observan aquellos que van de paso, con las consecuencias que se derivan de los comentarios que puedan hacer, pero aquellos que viven en San Xulián también tienen que hacerlo en un lugar donde la maleza crece en los bordes de las calles hasta llegar a recubrir la fachada de alguna casa abandonada.
Además de dificultar el acceso a las viviendas, quienes las habitan deben circular por un lugar donde un poste se está deteriorando desde hace varios años. Varios trozos del mismo ya cayeron al suelo y su estabilidad se reduce paulatinamente, convirtiéndose en un foco de preocupación de los viandante, lo mismo que sucede con otros construidos con cemento.
Como es habitual en los entornos en estado de abandono, también es frecuente la presencia de ratas merodeando por el lugar, y que incluso llegan a entrar en alguna casa, al igual que la existencia de tejados que se caen.
"Aquí nadie hace nada, esto está perdido, da pena", lamenta Mari Carmen Otero haciéndose eco del malestar de los vecinos. "Aquí solo vienen cuando se acercan las elecciones", denuncia, después de recordar que expuso su queja en la Casa Consistorial hace más de un mes sin haber obtenido respuesta alguna.
Roque Araújo, portavoz del PSOE, afirma que el Concello hace oídos sordos a las reclamaciones que realiza su grupo en los plenos e insiste en la necesidad de que el Concello ponga en marcha un plan sistemático de limpieza.
