La polémica por la intención de explotar un aparcamiento privado por parte de un club náutico de los dos que tienen amarres en el puerto de San Adrián parece llegar a su fin.
La Autoridad Portuaria de Vigo, la que depende esta autorización, explicó este jueves a preguntas de Diario de Pontevedra que la concesión del espacio para el aparcamiento era "una autorización que se concedió hace poco", que ya era efectiva de hecho pero que, previsiblemente se dará por extinguida, puesto que "se ha iniciado la tramitación para su revocación" al descubrirse que "su puesta en servicio ha generado una serie de interferencias en el normal desarrollo de la actividad en la zona, donde confluyen diferentes grupos de trabajo que requieren de ciertos espacios libres", afirman desde la entidad.
La concesión se ha visto envuelta en polémica en las últimas jornadas, al alertar el BNG de que este permiso no había sido comunicado a los vecinos ni al Concello y al comunicar el alcalde, César Poza que no le constaba ningún trámite al respecto, lo que, a su juicio era "al menos" un claro gesto de "deslealtad institucional".
Aunque el Concello se dirigió al Puerto para rechazar el plan y pedir información, de momento, no consta respuesta oficial
El BNG remitió el viernes pasado un texto a la Autoridad Portuaria, mientras que desde el Concello se pidió explicaciones sobre el asunto y se manifestó el rechazo a la propuesta el lunes, sin que conste que hasta el momento ninguna de las dos misivas por escrito hayan recibido respuesta por parte del Puerto de Vigo.
La concesión había sido otorgada por un período de tres años para hacer 40 plazas de aparcamiento. Cada una de ellas iba a tener ter un coste de 300 euros al año y el Náutico de San Adrián las pondría a disposición de sus clientes, según los datos que dio a conocer el BNG. El espacio, rehabilitado por la Autoridad Portuaria hace más de una década, es zona de paso en un punto de esparcimiento de este puerto, además de acceso a la iglesia de San Adrián, un entorno en donde se celebran actos religiosos o encuentros culturales, lo que motivó el rechazo vecinal a la decisión.
