El Concello de Barro acaba de emprender, con apoyo de la Deputación de Pontevedra, el camino para sacar a la luz uno de los elementos históricos más destacados de los que yacen en su subsuelo: el castro de Monte Güimil, también conocido como Castro da Chan o, popularmente, como Castro das Sete Fontes.
El alcalde, Xosé Manuel Fernández Abraldes, visitó el inicio de las obras de excavación arqueológica que se están desarrollando en este entorno y que, tal y como planea el Gobierno Local, son el primer paso para lograr la puesta en valor de este conjunto, datado en el siglo I antes de Cristo, que se ha visto amenazado por diversas transformaciones del terreno posteriores —incluida la construcción de una capilla— pese a que puede que se trate de uno de los poblados más emblemáticos de la época en el territorio de la comarca.
De momento, el Concello cuenta para esta actuación con una subvención de la Deputación de Pontevedra para la rehabilitación y la señalización del patrimonio histórico-cultural por valor de 5.433 euros.
La misión, sin embargo, podrá tener continuidad, porque, además de la zona (el ámbito de una vivienda) en la que se está actuando, hay toda una extensión de terreno que compondría este poblado, que se calcula que llegaría a ocupar cinco o seis hectáreas de suelo, en toda la zona.
Se han habilitado 5.400 euros para estos trabajos
De hecho, el Concello de Barro ya demostró su interés por este espacio en ocasiones anteriores y, en 2007, se realizó un estudio a cargo del Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento, dependiente de la USC, en colaboración con la Deputación de Pontevedra, en el que se puso de relieve la importancia del espacio.
"A abundante presenza de materiais cerámicos de importación, de diferentes zonas do Mediterráneo (...), parece indicar claramente que Monte da Chan se atopa integrado nun circuíto comercial amplo e que podería desenvolver un papel como posible lugar central e de distribución de materiais cara ao interior", indica el estudio realizado en 2007, liderado por Roberto Aboal.
El mismo texto señala ya que la dimensión y la elección de la ubicación, que permitiría controlar las grandes vías de comunicación de la época, permiten extraer más conclusiones de modo que, "o gran tamaño do poboado, entre 5 e 6 hectáreas, pemítenos pensar que tivo unha función como lugar central a partir do cal poderían distribuírse de maneira equidistante unha serie de castros máis pequenos" que podrían ser identificativos de una estructura territorial. El texto cita los también catalogados castros de Monte Redondo y O Castelo como posibles poblados dependientes o relacionados con este.
Por último, en el mismo castro fue hallada, a finales de los años 80, una figura escultórica, que inicialmente fue considerada por los lugareños un vestigio religioso, lo que llevó a la construcción de la ermita que corona este castro, en honor a San Cibrán. La cabeza, sin embargo, no perteneció al santo, sino que es parte de los vestigios del poblado castrexo y podría representar a un guerrero o soldado y dar una idea de la importancia del poblado. El hallazgo permanece custodiado en el Museo Provincial de Pontevedra.
