La considerada la peor crecida del río Verdugo en Ponte Caldelas, al menos, en los últimos 40 años, ha dejado apenas 48 horas al Gobierno local para pasar por el estado de "shock", el de aceptación y el de negociación con la realidad. Eso es lo que se puede concluir después de ver como este lunes, la villa se levantaba dispuesta a "reiniciar" su día a día con la máxima normalidad.
El asunto más preocupante de la jornada, el del estado del campo de fútbol de Chan da Barcia, se resolvió antes de mediodía, aunque no de modo favorable. Una empresa especializada acudió desde Valencia de modo voluntario para comprobar si podía prestar sus servicios ofreciéndose a estirar el "tapete" del césped sintético que se llevó la corriente, pero antes de las 12.00 horas ya se comprobó que el material, al ser tensado, se rompe por el peso que acumula. Una vez descartada esta posibilidad, el alcalde, Andrés Díaz, indicó que ya está en marcha el proceso para licitar un nuevo campo y buscar como pagar esta obra, que será larga e implicará algunas mejoras técnicas. "Os fondos, a calquera administración á que se lle pidan a final de ano, xa terá todas as partidas esgotadas, pero temos que acudir ao que poidamos: Xunta, Deputación, etc".
Díaz, que ya está en contacto con las aseguradores, no solo tendrá que hacer frente a este gasto imprevisto "que me dá unha rabia especial porque custou 180.000 euros e porque é o 50 aniversario do club e tiñan moitos plans", ya que hay que sumar los costes que supondrá reparar el paseo fluvial. El río no permitió ver todo el reguero de desperfectos hasta horas después de descender, pero ahora se sabe que "levou por diante sete ou oito farolas", de una construcción específica, pensada para evitar el efecto de las crecidas, pero que acabaron siendo arrancadas de cuajo por la virulencia de la crecida, lo cual causó, además, "danos estruturais no paseo fluvial, que haberá que reparar".
El almacén de alimentos de Servizos Sociais también se vio afectado "aínda que a maioría son non perecedeiros e non se estragaron", y el almacén de Coribantes de Buchabade, que contenía parte del instrumental causó al colectivo un disgusto. "Temos os altofalantes a secar a ver se se poden recuperar. Mentras, temos unha actuación en Poio á que teremos que acudir con material alugado", afirma Ángel Rodríguez. presidente de esta agrupación folclórica.

El alcalde cifró la recuperación en más de un millón de euros y apostó, ya este lunes, por "buscar un novo sistema para reconstruír Chan da Barcia, porque temos que ser claros e asumir que isto vai volver a pasar. Veñen de explicarnos que o céspede fixo este efecto porque vai instalado sobre unha lámina en continuo que impide drenar a auga e fai o efecto balsa. É un dos condicionantes que temos para ter un campo homologado como Fifa para todo tipo de competicións. Agora buscaremos outras fórmulas que permitan que filtre a auga, porque sabemos que isto se vai repetir. O cambio climático aféctanos e temos que aceptalo".
"Llegó a metro y medio"
También lo están aceptando los comerciantes y vecinos del margen derecho del río, entre el Paseo Mamá Clotilde y la Alameda. En la zona, hubo locales anegados con cerca de metro y medio de agua. Es el caso de Casa Pipeiro, que casi se topa con el agua en el almacén, o de la vinoteca Tragolargo, el edificio más pegado al río que desde el miércoles cambió sus impresionantes vistas por una preocupación igual de impactante. "por suerte, abajo tenemos el almacén, el cuadro eléctrico y de gas y poco más", relata Carlos Vidal Malvar, que ya el miércoles puso lo que pudo a salvo, aunque, con todo no evitó perder un congelador y algo del material que no pudo poner a salvo. "El congelador no pude elevarlo más. Lo subí tres peldaños, pero el río bajó con una fuerza nunca vista y no fue suficiente. Llegó a metro y medio". Con todo, salvo por algún fallo eléctrico, no tuvo que suspender su actividad ninguna jornada.
El Registro de la Propiedad, habilitado en un pequeño inmueble que antes era matadero del Mercado y, posteriormente, fue oficina de Turismo, también registró un anegamiento de más de medio metro. El personal había dejado casi todo el material en un nivel elevado y no hubo que lamentar daños.
La Praza de Abastos, además, registró también una gran entrada de agua, aunque, al estar los establecimientos elevados sobre el nivel del suelo, por unos pocos centímetros, se salvó el material y pudieron mantener su funcionamiento incluso el sábado.