LOS INCENDIOS, TRES MESES DESPUÉS

La comarca de Pontevedra se recupera de los incendios esperando por la resolución de las ayudas

 Particulares y empresas que sufrieron los efectos del fuego buscan salidas para recuperar la normalidad, mientras en el monte la prioridad es retirar la madera y la maquinaria quemada
 

María del Carmen y Marcelino, se preguntan por qué nadie se lleva la máquina elevadora de servicios forestales que ardió hace tres meses. DAVID FREIRE
photo_camera María del Carmen y Marcelino, se preguntan por qué nadie se lleva la máquina elevadora de servicios forestales que ardió hace tres meses. DAVID FREIRE

Al igual que el resto de concellos afectados por los fuegos del 15 de octubre, los municipios de la comarca de Pontevedra y su entorno recuperan, poco a poco, el ritmo del día a día, mientras la huella de aquella tragedia se va difuminando con el paso del tiempo.

El fuego de Ponteareas, posteriormente conocido como incendio de Pazos de Borbén fue el causante (en combinación con los vientos del huracán Ofelia) de la devastación de casi 3.000 hectáreas calcinadas en Ponte Caldelas, donde más de media decena de casas sucumbió bajo las llamas y donde los afectados que perdieron ganado, maquinaria, pastos o instalaciones se contaban por decenas.

Precisamente, la maquinaria que ardió es uno de los elementos que recuerdan la vorágine vivida en Ponte Caldelas aquel día. Mientras en muchas zonas el monte quemado aparece tapado por una capa de hojas secas, o por una fina película de hierba, en los pueblos como Parada o Regodobargo tractores y máquinas pesadas permanecen en el mismo sitio en donde ardieron.

Casi medio centenar de personas solicitó ayudas a la Xunta en de Soutomaior, Pazos de Borbén y Cerdedo-Cotobade

En esta parroquia, por ejemplo, la autocargadora de Sotelino Servicios Forestales S.L. acumula un surco de óxido bajo sus ruedas quemada. José María Sotelino, responsable de la empresa, calculó en su día que había constado 180.000 euros. La pérdida, explicó esta semana Aquilina Garrido, la gerente de la firma, dejó al aserradero en jaque. Hasta se tuvo que parar la producción. No se podrá retirar hasta que lleguen los fondos económicos, "entre outras cousas porque o guindastre non pode pasar e hai que desguazala no sitio", apunta.

"Por sorte, temos un seguro que nos permitiu comprar outra máquina. As axudas aínda non as cobramos, porque a petición de documentos acabou hai un mes, pero xa puidemos poñernos e marcha, e menos mal, porque o sector da madeira vaise ver moi afectado por estes lumes".

Un trabajador descarga postes para renovar el tendido telefónico de A Insua. DAVID FREIRE

Aquilina tramitó sus ayudas en el Concello de Ponte Caldelas, donde la Xunta mantuvo operativo un puesto de asesoramiento con un funcionario propio, para poder canalizar las peticiones de los vecinos. El Ayuntamiento estimó en su día que casi 100 personas habían sufrido daños o pérdidas por culpa de los fuegos, pero no cuenta con la cifra de ayudas tramitadas. Además, tampoco dispone de la lista de daños en bienes municipales y no completó aún su baremación de los mismos.

En Soutomaior, donde la peor parte se la llevó una familia con dos miembros afectados por las llamas, que se pasaron casi un mes en el CHUAC, la tramitación de ayudas contó con apoyo de una consultora contratada por el Concello. En este caso sí hay cifras. Cuatro afectados completaron la presentación de documentación, mientras que la entidad municipal cifra en 42.300 euros los daños a infraestructuras locales. 

En Pazos de Borbén la cifra oficial de ayudas es de once por daños en viviendas, a las que se suman 20 ante Medio Rural y una más por una nave quemada. En este concello, donde ardió casi todo el monte comunal, las llamas calcinaron bienes públicos y causaron daños por casi 150.000 euros.

Por último, Cerdedo-Cotobade  tramitó en sus instalaciones ayudas para once particulares. Además, al Gobierno local le consta que otros afectados por los daños al ganado, madera, monte o instalaciones recurrieron al edificio administrativo de la Xunta para presentar sus formularios.

La Administración local no registró daños en dotaciones municipales 



Harry Price: "A tramitación foi complicada. Non se axusta aos casos"

Harry Price, su mujer y sus tres hijos son cinco de las caras de más emblemáticas de los fuegos de octubre. Su casa, un autobús recuperado para residencia, ardió por completo y ellos salvaron la vida porque reaccionaron a tiempo, metiéndose en el coche y huyendo.

Si un día el fuego avanzó demasiado rápido por el monte como para que Harry y su familia pudiesen pararse a pensar en salvar un pañal, un jersey, un álbum de fotos o un solo objeto, en  los meses transcurridos desde entonces todo ha avanzado al revés, demasiado despacio. La intención de esta familia, que permanece realojada en una casa de propiedad municipal en Caritel, es poder regresar a su parcela cuanto antes, pero para ello necesitan ayudas económicas que todavía están en fase de baremación. "Aínda hai pouco que nos pediron papeis. Esta tramitación podo dicir que foi complicada e que non se axusta demasiado a casos coma o noso", insiste Harry.

Así, él y su mujer, Elena, tuvieron que pedir tres presupuestos de cada una de las cosas perdidas que reclamaron. "Se é un galpón ou unha ferramenta, aínda é sinxelo que os pidas. Pero perdimos toda a nosa roupa. Pedir presuposto do vestiario para unha familia completa é difícil. Fomos a varias tendas de roupa, pero non nos fixeron caso. O mesmo pasou coa leña que tiñamos. Non atopamos leñadores que nos fixeran iso. Dalgunhas cousas desistimos", comenta.

Más sorprendido se quedó con el caso de sus vecinos "como os do lado. Ardeulles un galpón. Agora dinlles que non poden pedir axudas por esas perdas porque non era na parcela onde teñen a casa. Se os cartos das axudas non están para eses casos, non sei para que  están", lamenta.

A pesar de todo, esta familia ha decidido seguir acelerando los plazos en todo lo posible para volver a su apreciada parcela. La misma tierra que quedó carbonizada está de nuevo verde, gracias a la idea que tuvieron de sembrar centeno. La chatarra en que se convirtió la casa autobús es ya un recuerdo. "Os chatarreiros pasárono fatal para sacala", comenta Harry.

Su próximo objetivo será instalar una caravana que les han donado. "De momento non pensamos en empregala para voltar", señala, "pero pode servirnos para deixar as cousas aquí, porque ao ardernos o galpón non tiñamos moitas alternativas", explica.

Si algo tiene esta espera es que no es aburrida, además de trabajar en la finca, en su limpieza y regeneración, de la gestión de las ayudas, hay una oleada de solidaridad que se está volcando con ellos y a la que deben responder. "Aínda fai pouco me volveron a dicir os outros pais do cole dos nenos, que se necesitamos axuda, os chamemos. Tamén hai concertos solidarios, e o grupo no que estou chámame para actuar. É incrible o solidaria que é a xente", afirma. Esto contrasta con la falta de responsabilidad de los dueños del monte. "Para volver a vivir aquí temos que talar moita árbore e aquí en tres meses, ninguén veu ver o que lle pasara ao bosque".

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