No repartieron los 500 kilos de producto reservados para la ocasión, pero se quedaron muy cerca de esa cifra. De hecho, solo quedaron 40 kilos de navallas en los refrigeradores de la Asociación de Amigos da Navalla, cuando, a media tarde de este domingo, decidieron cerrar definitivamente la carpa de la fiesta porque, aunque el goteo de clientes no había cesado "necesitamos tiempo para recoger y desmontar, dado que la carretera tiene que estar despejada antes del lunes". Alfonso Esperón, el responsable de la asociación que promueve este evento de exaltación gastronómica en cooperación con el Concello de Poio y con la Deputación, explicó que el resultado de la convocatoria fue "muy satisfactorio". La fiesta demostró estar más que consolidada y, de hecho, la mayor parte de los visitantes "son personas que han venido otros años y que quieren repetir la experiencia".
No faltaron tampoco turistas llegados de Barcelona, México o República Dominicana, que aprovecharon su estancia en Galicia para conocer las posibilidades gastronómicas de la navalla. La presentación más demandada: la de navajas a la plancha, seguida por la de tortilla de navajas.
