La Fundación Sálvora no renuncia a un proyecto de respiro para la casa de A Quintán

El convenio de cesión, firmado en 2006, pedía destinar el centro a personas con discapacidad intelectual
 

La Casa da Quintán, en Ponte Caldelas, en el momento en que se terminó su restauración, en 2010. DAVID FREIRE
photo_camera La fachada de la casa indiana que fue restaurada entre 2006 y 2008 con fondos autonómicos. DAVID FREIRE

La Fundación de tutela de personas con discapacidad psíquica Sálvora, dueña de la Casa da Quintán de Ponte Caldelas, no renuncia ni ha renunciado en ningún momento de modo oficial al proyecto originario de centro de respiro previsto para dicho inmueble.

Así lo explicó este jueves la secretaria de esta entidad, María José Balirac, tras saber que el Concello de Ponte Caldelas propone a la Xunta que abra el centro en cualquier formato de uso social, en especial, si puede ser, como Centro de Día para mayores.

María José Balirac, que no quiso analizar más allá que la parte técnica de la situación del centro, aclaró que el inmueble fue cedido en 2006 a la Xunta de Galicia mediante un convenio en el que se explicita una fórmula de cesión para la restauración y equipación del inmueble, que se debe destinar a la prestación de servicios sociales, preferentemente de residencia para personas con discapacidad intelectual.

Esta premisa del acuerdo –tomado ya hace doce años– sería incompatible con cualquier uso que no fuese destinado, prioritariamente, a las personas que padecen discapacidad intelectual. 

De hecho, en los últimos meses –y después de que el asunto de la casa de Ponte Caldelas haya sido tratado en todas las reuniones que mantiene el patronato que dirige este colectivo–, la fundación dispone de un nuevo proyecto para la explotación del centro que está sobre la mesa. La gestión de la casa como centro de respiro familiar tiene, y ha tenido en los últimos años, a entidades y asociaciones interesadas en su desarrollo, pero el problema es la provisión de fondos para mantener un servicio que, por motivos obvios, no busca la rentabilidad y necesitaría apoyo público o institucional. 

MÁS DE 50 TUTELADOS. La fundación Sálvora, creada en 1990, ejerce la tutela de más de 50 personas con discapacidad intelectual que le han sido encomendadas judicialmente. La entidad vela "pola adecuada satisfacción das súas necesidades, no ámbito persoal e o patrimonial, en orde a proporcionarlles a mellor calidade de vida posible e cumprindo puntualmente cos deberes inherentes". 

En ese marco, Sálvora demandó hace doce años el servicio de respiro para que personas con discapacidad intelectual pudiesen pasar estancias de fin de semana o vacacionales bajo el cuidado de terceros, permitiendo el descanso de sus allegados.

La historia del proyecto
La casa de A Quintán no fue heredada, como erróneamente se indicó en esta publicación el jueves. El inmueble fue comprado a principios de la década pasada, bajo la presidencia del ya fallecido Alfonso Zulueta en el patronato, quien siempre vio con buenos ojos Ponte Caldelas como lugar en el que ofrecer uno de los servicios más demandados para las familias de personas con discacidad intelectual y, dentro de este colectivo, para los tutelados por la fundación. 

Aunque hubo fondos para su compra, la rehabilitación del inmueble y, sobre todo, el soporte enconómico para la puesta en marcha, no eran suficientes, de ahí que se acordase con la Xunta (inicialmente con el bipartito en el que Anxo Quintana era responsable de Benestar, y más tarde con el PP, con Beatriz Mato como titular de esta Consellería), la financiación de la rehabilitación y la puesta en marcha. 

Aunque todo parecía encaminado a que el plan se materializase, la crisis económica hizo que las necesidades de respiro familiar pasasen a un segundo plano frente a otras cuestiones dependientes de la cartera de Servizos Sociais que resultaban más acuciantes y también frente a los recortes padecidos en el primer tramo del crack económico. Sálvora mantiene el objetivo de que el centro se destine, al menos, a las personas con discapacidad intelectual, incluso después del fallecimiento de Zulueta y de la renovación de cargos en su Patronato, en 2017. 

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