"Llevábamos años cogiéndolos, de día y de noche. Es imposible contar las veces"

Hasta 14 agentes señalan a dos vecinos de Poio como furtivos habituales en playas de Lourido
Alfredo Landín (derecha), este martes tras reconocer ante la magistrada todas las acusaciones. GONZALO GARCÍA
photo_camera Alfredo Landín (derecha), este martes tras reconocer ante la magistrada todas las acusaciones. GONZALO GARCÍA

Alfredo Landín y Gerardo Pazos lo tienen todo en contra para librarse de una multa de 540 euros que es la condena que pide la Fiscalía por considerarlos unos furtivos habituales de los arenales de Poio, extrayendo kilos y kilos de almeja japónica sin ningún tipo de autorización.

Uno de ellos, Alfredo, así lo reconoció este martes en el Juzgado de lo Penal número 3 y su abogado se adhirió a la petición de la fiscal. Su compañero de andanzas, en cambio, no acudió a su cita con la Justicia.

La sesión contó con la declaración de hasta 14 agentes, entre policías locales, guardias rurales y policías autonómicos. Todos coincidieron en señalar que durante el verano de 2019 efectuaron diversas intervenciones en las playas de Lourido, Campelo y Combarro en los que identificaron a ambos acusados faenando ilegalmente.

Uno de los guardias, al ser preguntado si los conocía fue totalmente explícito: "Llevábamos años cogiéndolos, tanto de día como de noche. Es imposible contar todas las veces que ocurrió".

Los operativos en cuestión se desarrollaron en los meses de junio, julio y agosto. Según detallaron los agentes, eran alertados de los furtivos bien por particulares o bien por integrantes de la cofradía de San Telmo.

De este modo, se establecía un sistema de vigilancia que en numerosas ocasiones culminaba con la localización e interceptación de ambos acusados. "Disponemos de visores nocturnos y de infrarrojos. Tenemos tecnología moderna para poder vigilar las cuatro playas", explicó otro de los guardias.

La primera actuación solía corresponder a los guardias rurales, que tras un periodo de observación, procedían a interceptar a los furtivos y a su botín. A veces lo portaban encima y no tenían tiempo a deshacerse de los kilos de almeja, otras los ocultaban entre matorrales o en alguna finca cercana y otras los tiraban rapidamente a la arena al ser descubiertos. "En esos casos procedíamos a recoger la almeja, llevarla al pósito para su pesaje y medición, y después devolverla al mar", subrayó un tercer guardia.

En uno de los operativos, ocurrido el 19 de julio de 2019, Alfredo Landín intentó huir tras ver a la Policía Local, pero no lo logró. Ese día se le incautaron más de tres kilos de bivalvos. "Es conocido en los ambientes policiales por ser reincidente", ratificó el agente.

DESPLIEGUE POLICIAL. Hasta ocho agentes de la Policía Local de Poio prestaron declaración ante la magistrada del Penal 3. Entre ellos estaba el actual jefe, quien denunció a Gerardo Pazos en agosto. "Estábamos patrullando por Lourido cuando nos cruzamos con un coche en el que iban el acusado y otra persona al volante. Cuando nos vieron mostraron una actitud sospechosa y decidimos darles el alto. Nada más pararse en Campelo, Gerardo intentó huir pero lo interceptamos", declaró. En el interior del vehículo se localizaron varios sacos llenos de almeja extraída ilegalmente.

Los policías autonómicos citados este martes reiteraron lo manifestado previamente: que ambos acusados eran furtivos habituales y que los dos habían sido denunciados en multitud de ocasiones.

Sin embargo, la defensa de Gerardo Pazos discrepó de esa contundencia y pidió la libre absolución de su cliente, al entender que no había quedado acreditada su presencia en esos operativos.

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