"Pódese ir aos bares pero non abrazar a un familiar que está no cárcere"

Una nueva suspensión de los vis a vis en la prisión de A Lama desata las críticas de los internos y sus familiares contra la dirección
Interior de uno de los módulos de la cárcel de A Lama. DAVID FREIRE
photo_camera Interior de uno de los módulos de la cárcel de A Lama. DAVID FREIRE

"Case todo 2020 pasámolo sen vis a vis. Ao principio entendiamolo, porque todo o mundo estaba confinado, pero logo, cando as medidas se foron relaxando, seguiamos igual, ata o punto de que se pode ir aos bares pero non abrazar a un familiar que está no cárcere". Lo cuenta María, cuyo marido está interno en el centro penitenciario de A Lama y con el que lleva desde octubre sin poder tener un vis a vis.

El colectivo de apoyo a las personas en situación de privación de libertad Abaixo os muros! denunciaba hace unas semanas que los presos de A Lama tendrían que pasar otra Navidad sin vis a vis de ningún tipo debido a la sexta ola de la pandemia, mientras otro tipo de actividades han encontrado fórmulas para seguir celebrándose. "Nós falamos da posibilidade de presentar un test de antíxenos negativo ou incluso unha PCR para poder levar a acabo estes encontros, pero non se nos dá permiso de ningún xeito e levamos xa dous anos nesta situación", lamenta María. Así, se muestra "desesperada e indignada" porque su hijo no haya podido abrazar a su padre en los últimos meses.

El régimen habitual de vis a vis en las prisiones daba derecho a dos encuentros de este tipo cada mes, uno íntimo (con la pareja) y otro familiar, en el que podían participar hasta cuatro personas. Desde 2020, este tipo de encuentros se han reducido a uno (íntimo o familiar, según elija el preso) y en el de tipo familiar solo pueden participar dos personas. "Ultimamente, antes de que volveran suspendelos, estabamos facendo un ao mes, alternando un íntimo e outro familiar, e o noso fillo só podía estar con el cada dous meses", apunta María.

En el mismo sentido, los familiares de los internos lamentan que no hay un criterio claro a la hora de establecer restricciones. "Non nos dan ningunha explicación sobre cal ten que ser a situación epidemiolóxica para tomar a decisión de suprimir os vis a vis e dános a sensación de que é unha cuestión arbitraria, que detrás diso está só a comodidade dos traballadores", apunta.

Sobre cómo esta situación está afectando a su hijo, lamenta que ella lo vive como algo "terrible", aunque destaca la "capacidade de adaptación dos cativos". Lo que sí mantienen son los locutorios semanales de 40 minutos, que tienen que realizarse a través de un cristal. "A situación viña sendo moi dura nos últimos anos, pero agora isto xa foi un golpe terrible", indica refiriéndose a la nueva supresión de las visitas con la sexta ola.

En este sentido, María se pregunta quién va a compensar las dificultades que están atravesando los presos y sus familias. "A función de reinserción das prisións vese moi afectada cando se elimina deste xeito o contacto co exterior, só queda a función punitiva, que parece que é o único que importa", lamenta María, que pide una revisión de las condenas para compensar el tiempo de prisión bajo condiciones especialmente duras por la pandemia.

Diez días de aislamiento y solo ocho minutos de patio
Otra de las prácticas que denuncian los familiares de los presos son las condiciones en las que se llevan a cabo las cuarentenas en las cárceles. De este modo, tras un vis a vis los internos tienen que pasar entre cinco y diez días aislados, en una celda de dos por cuatro metros y con solo ocho minutos de salida al patio en solitario, según denuncia María.

"O tempo máximo de illamento por castigo son 14 días, con saídas de 40 minutos, a partir de aí considérase tortura", denuncia María, que lamenta que las cuarentenas parezcan castigos.

"Moitos presos non teñen vis a vis para non facelas, segundo me conta meu marido, nas celas de illamento escoitanse os berros de persoas que pasan esa cuarentena co mono", critica.

Comentarios