Primera víctima del lobo en 2020 en la ganadería de Louzán en Viascón

El ganadero cotobadés rompe una racha de nueve meses sin ataques del lobo ► Desde 2018 protege su ganado con siete mastines
Roberto Louzán muestra los restos del animal hallado en el montede Viascón. GONZALO GARCÍA
photo_camera Roberto Louzán muestra los restos del animal hallado esta mañana en el monte, en Viascón.

Una cría de vaca freiresa de apenas 24 o 48 horas de vida fue la primera víctima del año del lobo en la ganadería ecológica de Roberto Louzán, en Viascón, en donde cada año se registran distintos incidentes relacionados con la presencia del carnívoro en esta zona de especial protección para la fauna.

El ganadero alertó el tras encontrarse con los restos de un ternero o ternera de vaca freiresa. "Non sabemos se era macho ou femia porque precisamente coméronlle algo máis dun cuarto traseiro", explicó el ganadero, a la espera de la visita de los técnicos de Medio Ambiente que deben cotejar los restos para que los daños puedan contar con fondos de las ayudas autonómicas para los ataques del lobo.

Al ser un animal recién nacido, ni siquiera contaba con número identificador o crotal, aunque Louzán confía en conseguir que entre en la lista de ayudas "porque se ve ben que é un animal recén nacido, cun día de vida ou dous, xa que non se lle nota nin que pousara os pezuños no chan e pode aprezarse que non andaba aínda".

El ganadero explica que las vacas de raza autóctona que cría en extensivo dentro del pastizal de Viascón (terreno comunal delimitado y destinado a la cría de ganado) "adoitan parir en zonas afastadas e agochan a cría. Elas van pastar e nótase que xa pariron polas ubres e polo seu aspecto físico, pero non se lle vén as crías ata que pasa unha semana ou máis. Mesmo se as segues, as vacas tratan de despistarte para que non lles atopes o tenreiro. En este caso, non sabemos se era unha femia, pero todas as que están tendo que o son adícanse á recría. Neste ano imos soltar once tenreiras que naceron en 2019 para aumentar a cabana", indicó.

El ataque del cánido salvaje no pilla por sorpresa a Louzán, conocedor de los estragos que se están produciendo en la cabaña ganadera en municipios como el vecino de A Lama "e nas zonas de Campañó e Monte Castrove". Además de la ternera recuperada, a Roberto le falta uno de los ejemplares de cabra que también está criando en la misma modalidad en el territorio del pastizal. "Non aparecen restos, de xeito que non sei se dar por feito que foi o lobo ou non".

El ganadero, que llegó a registrar cuantiosas pérdidas hace dos y tres años, cuando la cabaña caprina quedó por debajo de la mitad por los continuos ataques de los lobos, explica que gracias al uso de mastines ha encadenado dos años "case sen ataques". El último de ellos se produjo en mayo de 2019 y causó graves daños a una perra mastín que tuvo que ser ingresada en una clínica veterinaria. "Foi un gran gasto, pero salvouse, por sorte", explica Louzán, que en estos momentos cuenta con siete ejemplares de mastín, dos de ellos cachorritos de apenas unos meses. "Desde que combinamos mastíns e pastor eléctrico a cousa cambiou para mellor, pero cando tes un ataque coma este, a principios de ano, non sabes aínda como tomalo. O certo é que por aquí os veciños falan de que se ven manadas de ata seis lobos, así que estamos alerta", comenta.

En actualidad, tras dos años de recuperación, la cabaña ganadera de Louzán está compuesta por 32 vacas caldelás, 39 freiresas, 27 ovejas y 30 cabras todas ellas criadas bajo el sello ecológico.

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