El PXOM de Ponte Caldelas, cuya redacción dura ya dos décadas, regresa al cajón

Por segunda vez, un Gobierno de la localidad desiste de aprobar el documento tras recibir el informe previo de la Xunta
El alcalde de Ponte Caldelas Andrés Díaz. G. GARCÍA
photo_camera El alcalde de Ponte Caldelas Andrés Díaz. G. GARCÍA

El aforismo dice que los humanos somos los únicos seres capaces de tropezar dos veces en la misma piedra, pero esta verdad universal puede aplicarse sin paliativo a muchos de los actos que dependen de sus mismos protagonistas. 

Un ejemplo de ello puede ser el PXOM de Ponte Caldelas, un documento urbanístico cuya redacción se inició a principios de milenio, cuando el 'popular' Perfecto Rodríguez accedió por primera vez a la Alcaldía de modo interino y que, tras irse a un cajón tras un histórico revés de Urbanismo que lo hizo inviable a los ojos de aquel regidor, volverá ahora a la gaveta del primer edil, 14 años después, con un nuevo alcalde al mando, el socialista Andrés Díaz, pero por el mismo motivo: el rechazo vecinal a las restricciones de la Xunta.

En la primera atacada al PXOM, que se desarrolló casi en paralelo con los planes de desarrollo del polígono industrial de Ponte Caldelas, el equipo de redacción del plan trabajó para adaptar las Normas Subsidiarias, del año 93, a la primera versión de la Lei do Solo y contó a finales de 2005 con un avance que envió a la Xunta. 

Perfecto Rodríguez se encontró entonces con una respuesta inesperada: seis folios de correcciones que le llevaron a adoptar una decisión que ya otros habían tomado antes: mandar el plan a una caja a la espera de vientos favorables. "Parece que quieren hacer reservas etnográficas, como las de los indios. Sin plumas, pero con un arado y una boina, esperando a que vengan de visita los fines de semana a ver como sembramos patatas", apuntó el contrariado alcalde entonces, en pleno 2006.

El nuevo documento se tuvo que adaptar al cambio en la Lei do Solo y a media docena de directrices surgidas desde entonces

El documento de Urbanismo incluía dos folios con acotaciones técnicas respecto de la escala de los núcleos, la cartografía, la delineación de servicios, o la necesidad de documentación adicional. Además, sumaba otras 44 observaciones variadas. Ponte Caldelas había solicitado ampliaciones en sus 32 núcleos rurales y solo en un caso fueron aceptadas. Quedaron colgados por inviables el primer proyecto del Balneario, firmado por la arquitecta Teresa Táboas, y el plan para recalificar la propiedad de Los Molinos, que afectaban a varias hectáreas.

A pesar de su plan de "dejarlo dormir", Rodríguez, anunció en 2010 que volvería a retomar el PXOM, para lo que contó con 88.000 euros y con la misma empresa, Adiu S.L. Su plan era tener el documento listo en 2015, año en que perdió la Alcaldía.

1.500 PISOS. El tripartito que asumió entonces el Gobierno (AVP, BNG y PSOE) también creía que el Urbanismo era clave para lograr el desarrollo del Concello así que Andrés Díaz no tardó en anunciar contactos con Urbanismo. Un año antes de las siguientes elecciones, en lo que él mismo calificó en un comunicado como "un acto de valentía", envió el avance de nuevo a la Xunta. 

"Parece que quieren hacer reservas etnográficas, como las de los indios. Sin plumas, pero con un arado y una boina"

El nuevo documento se tuvo que adaptar al cambio en la Lei do Solo y a media docena de directrices surgidas desde entonces. El PXOM quería crear capacidad para construir 1.500 pisos, así como 3.400 parcelas para residencias unifamiliares, de las que, 1.445 se situarían en Suelo Urbano y 140 en Suelo Urbano no Consolidado. El resto, se corresponderían con 3.472 parcelas de Núcleo Rural. En cuanto al suelo industrial, había 764.560 metros para ampliar el polígono de A Reigosa. Pero poco o nada de esto debió ser aceptado en la respuesta de la Xunta a ese avance, que el alcalde expuso recientemente por todos los lugares y parroquias en 28 asambleas.

De ese recorrido para tomar el pulso a la ciudadanía, Díaz sacó la conclusión de que nadie quiere el Plan, que se va de nuevo a su cápsula del tiempo "a agardar por unha Lei do Solo que verdadeiramente aposte polo rural e que permita o seu crecemento". El regidor, que reconoce "a necesidade de regular o urbanismo no Concello, que se rixe neste momento por unhas normas subsidiarias que teñen 30 anos" insiste en que no hay consenso ni seguridad para sacar adelante este documento, pero afirma que incluirá las sugerencias vecinales recibidas en este periodo.

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