San Xoán castiga a Nito Sobral

Municipios como Poio o Vilaboa todavía tienen pendiente iniciar las conversaciones para tratar de alcanzar acuerdos que cristalicen en pactos que sirvan para garantizar la estabilidad de la gestión del Ayuntamiento; la opción alternativa es permitir gobiernos en minorías

Vecinos ejerciendo su derecho a voto en la jornada dominical del 26M. GONZALO GARCÍA
photo_camera Vecinos ejerciendo su derecho a voto en la jornada dominical del 26M. GONZALO GARCÍA

Las casi tres semanas que transcurren desde la celebración de las elecciones municipales hasta la configuración de la próxima Corporación van a dar mucho que hablar en Poio. Silvia Díaz, figura clave en la elaboración del Gobierno local, lo dijo muy claro con el recuento recién finalizado: "As cousas van ir despazo". Nadie quiere precipitarse. Por primera vez en lo que va de siglo, no será suficiente el habitual bipartito entre Bloque Nacionalista Galego y PSdeG-PSOE para poder dirigir el Concello hasta 2023.

Son varios los factores que hay que tener en cuenta a la hora de analizar los resultados, algo en lo que las cuatro fuerzas políticas que obtuvieron representación comenzaron a realizar este lunes. De momento, las conversaciones, más allá de meras llamadas de carácter informal, apenas se han producido. Tiempo habrá para ello. Lo que urge ahora para agrupaciones como la liderada por Nito Sobral es conocer las causas de su descalabro. Cinco concejales son su peor cifra en décadas. Podía preverse cierto desgaste y que el PP se consolidase como la lista más votada, pero en el seno del BNG nadie podía sospechar semejante batacazo. Buen ejemplo de ello es lo sucedido en la parroquia de San Xoán. "Aí castigáronnos", admite un miembro de la candidatura nacionalista. Los números, desde luego, son muy claros. Prácticamente la mitad de las papeletas depositadas en las urnas (3.067) fueron a parar a la buchaca de los populares (1.426). Este registro es muy superior al conseguido por los nacionalistas (818) en un feudo en el que tradicionalmente suelen salir mucho peor parados.

Si hay un símbolo que refleja a la perfección lo que supone la caída de Sobral es, precisamente, lo que sucedió en su Campelo natal. Las mesas de los colegios electorales de esta localidad arrojan un escrutinio sorprendente: 478 apoyos para la lista comandada por Ángel Moldes y tan solo 308 para el alcalde en funciones, que apenas logró sacar 100 votos de diferencia aquí al PSdeG-PSOE. Cuestiones como la polémica del reglamento del cementerio municipal, con movilizaciones vecinales en contra incluidas, acabaron por pasar factura. Tampoco ayudó, probablemente, la polémica en torno a la reducción el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) que planteó en su momento el Partido Popular. La agrupación de la gaviota supo jugar sus bazas a la hora de canalizar el descontento parroquial, aunque no le ha servido para alcanzar la cifra mágica de nueve concelleiros. Eso sí, los populares pueden presumir de rozar el pleno en todas las mesas electorales poiense, al haberse impuesto en 24 de 25. El BNG solo consiguió imponerse en una de las urnas del lugar de Portonosanto... Y por un margen muy apretado (94 a 85 votos). Entre los propios responsables del PP no esconden cierta sorpresa a la hora de valorar estos resultados. "En 2015 en Campelo estuvo la cosa muy igualada, pero la diferencia de estas elecciones es abismal", señala uno de ellos.

SAN SALVADOR. Los partidos de Poio tenían muchas miradas puestas en la parroquia que presenta un mayor número de habitantes en el municipio. Se trata de San Salvador, que, con má de 7.000 habitantes y cerca de 5.900 electores, podía jugar un papel decisivo en el resultado final. No obstante, al igual que sucedió hace cuatro años, esta localidad fue la que registró un menor índice de participación, con apenas un 56,10%, 15 puntos menos que, por ejemplo, Raxó. En el PP están convencidos de que, en caso de que la abstención hubiese sido menor, podrían haber conseguido un colchón mayor de votos, que, quizá, podrían haber resultado decisivos para obtener la tan ansiada mayoría absoluta.

Capítulo aparte merece el PSdeG-PSOE, que el lunes todavía se encontraba analizando unos resultados que, aunque no pueden catalogarse de malos (1.718 votos, lo que se traduce en un incremento de más de 400 papeletas con respecto a 2015), pero sí de decepcionantes. En las cábalas socialistas entraba, como mínimo, la posibilidad de acortar distancias en lo que a número de concelleiros se refiere con el Bloque Nacionalista Galego. No obstante, el aumento de respaldos no le sirvió para sumar más ediles, por lo que Chelo Besada, Gregorio Agís y Rosa Fernández serán, de nuevo, los que continúen en la Corporación.

Las próximas semanas determinarán quién es, finalmente, el encargado de gobernar.

O minoría o tripartito
Al no haber alcanzado nadie la mayoría absoluta y el hecho de que el BNG y el PSOE solo sumen ocho ediles (los mismos que el Partido Popular) deja todo en manos de Avante Poio. Su candidata, Silvia Díaz, deberá elegir entre volver a gobenar con quienes la forzaron a abandonar el bipartito en 2016 por su marcha a las ‘mareas’ o permitir que Ángel Moldes sea investido como regidor en minoría.

El PSdeG vilaboés: "Analizaremos o resultado e despois chamaremos ao BNG"

Francisco Costa, nunha imaxe tomada no muelle de San Adrián. DP

El socialista Francisco Costa es el candidato que la mayoría de los vilaboeses quieren como alcalde, pero no el candidato de la mayoría absoluta del PSOE. Los socialistas de Vilaboa superaron el relevo entre candidatos (con la salida de Luis Poceiro) creciendo en votos (1.337 frente a 1.310 de la anterior convocatoria), pero no en representación. El PSOE se queda con cinco ediles y sigue necesitando apoyos para gobernar. Si estos apoyos serán puntuales o un pacto de Gobierno está por determinar. El edil de Medio Ambiente en funciones y cabeza de lista, Francisco Costa, explicó que "primeiro analizaremos os nosos resultados a nivel agrupación e esperaremos tamén a que o BNG, que perdeu un edil, os analice", apuntó.

El socialista indica que, como en las dos ocasiones anteriores, el PSdeG iniciará contactos con el BNG, aunque explicando que le parece preciso que las formaciones se tomen tiempo para analizar los resultados. "Sobre se queremos un pacto? Terá que decidilo a agrupación, aínda que está claro que o resultado dos mandatos anteriores foi moi bo. Somos formacións diferentes, coas nosas ideas, pero que demos encaixado un goberno común", indicó. El socialista añade además que "os gobernos en minoría, segundo a nosa experiencia do primeiro mandato de Luis Poceiro son moi complicados".

Con respecto al resultado por mesas, Costa explica que "temos que abrir unha reflexión interna sobre o que pasou nas de Bértola e Figueirido, onde o PP foi o partido máis votado. O noso proxecto levouse a cabo no mandato anterior, pero tal vez non se explicou axeitadamente e iso hai que corrixilo".

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