Sentida despedida al restaurador José Solla en su San Salvador natal

El templo parroquial se quedó pequeño para acoger el funeral por el fundador de Casa Solla
Amelia González, viuda de José Solla, junto a su hijo, Pepe Solla, durante el funeral. DAVID FREIRE
photo_camera Amelia González, viuda de José Solla, junto a su hijo, Pepe Solla, durante el funeral. DAVID FREIRE

El fundador de Casa Solla, José González Solla, recibió este martes una última demostración de cariño y respeto de la vecindad de Poio y Pontevedra, así como del mundo de la restauración y la empresa con motivo de su entierro.

El acto religioso por el alma del que fue calificado unánimemente como "anfitrión por excelencia" y "precursor" del salto cualitativo de la gastronomía gallega se celebró este martes con gran solemnidad y en un ambiente familiar en la iglesia parroquial de San Salvador de Poio, un templo situado a escasos metros del restaurante al que dedicó su vida, y en el que se dieron cita responsables políticos, del mundo de la empresa y gran cantidad de restauradores y cocineros de los principales establecimientos de Pontevedra y del Grupo Nove, al que pertenece su hijo, Pepe Solla.

El funeral se celebró con puntualidad, a las 12.00 horas y fue conducido por el párroco local, Vicente Cerdeiriña, que transmitió su cariño y el de todos los asistentes a la familia, encabezada por la viuda de Solla, Amelia González, quien estuvo en todo momento acompañada por sus hijos y nietos, visiblemente emocionados.

A la ceremonia religiosa asistió un nutrido grupo de cocineros del Grupo Nove, encabezados por Pepe Vieira y Yayo Daporta

Solla convirtió su restaurante en un referente nacional, pero también significó mucho para los que le rodeaban. Prueba de ello fue la cantidad de personas que acudieron a la cita de despedida religiosa en calidad de vecinos, conocidos o tras haber trabajado para él en el pasado.

El funeral contó con la presencia del alcalde de Poio, Luciano Sobral, y otros miembros de la Corporación, como el portavoz del PP, Ángel Moldes, o el exconcejal y exresponsable del PP local, Jesús Balea. También se pudo ver entre los asistentes al regidor de Lalín, Xosé Crespo, así como a una nutrida representación del Deza, en donde la actividad de González Solla destacó por su implicación y apoyo a los Premios de Gastronomía de Galicia.

En general, el mundo de la restauración quiso estar presente en este funeral en el que no faltaron tampoco representantes del periodismo especializado, como Guillermo Campos, así como de las asociaciones y colectivos de distinto ámbito, como la Peña de la Boina, o el Club Leones de Pontevedra en los que Solla dejó su huella.

Además de representantes del Gobierno local, no faltaron exponentes del mundo de la empresa, entre ellos, Magín Froiz

La nueva gastronomía estuvo muy presente, con un nutrido grupo de cocineros del Grupo Nove, al que pertenece su hijo, Pepe Solla, y que estaba encabezada por Pepe Vieira, Yayo DaportaHéctor López y Javier Rodríguez Ponte (Taky), entre otros.

EMPRESA. Tampoco faltaron familias de la restauración pontevedresa, representados por los Sobral (Mochi), del mundo de la enología, o del de la empresa, con Magín Froiz, como cabeza visible de su grupo, así como con responsables de la poiense Conservas Pescamar, entre los presentes. A su vez, se pudo ver al abogado pontevedrés Ernesto Pedrosa, el empresario José Luis Vilanova o el presidente de la Federación de Comercio, Antonio Reguera Repiso.

El fallecimiento del fundador de Casa Solla se produjo el pasado domingo a última hora de la tarde. Solla tenía 91 años de edad y dio muestra de su vitalidad casi hasta el final, según recogen en distintos testimonios el colaborador de Diario de Pontevedra, Rodrigo Cota, o el responsable de contenidos de Mediaset España Manuel Villanueva.

El óbito generó una oleada de solidaridad y cariño hacia la familia que sigue regentando Casa Solla y también de reconocimiento por su contribución a la hora de engrandecer la historia de la gastronomía gallega: tanto por su defensa de la tradición y calidad del producto, como por la innovación que generaron desde la apertura de su restaurante, en el año 61 y el progresivo avance hasta alcanzar hitos como el de lograr la primera estrella Michelin para un establecimiento gallego, en el año 80, o el de conservar ese distintivo ininterrumpidamente.