La vacuna llega a Ballesol tras diez meses resistiendo el asedio del virus

La alegría e ilusión invadió la residencia poiense al abrirse por fin una puerta para ganar a al covid-19 
Las enfermeras del Virgen Peregrina vacunaron a los residentes y trabajadores del centro. BALLESOL
photo_camera Las enfermeras del Virgen Peregrina vacunaron a los residentes y trabajadores del centro. BALLESOL

La Residencia de mayores Ballesol Pontevedra, ubicada en el concello de Poio, realizó una defensa numantina de su centro frente al virus y logró que tanto sus residentes como los trabajadores evitaran caer contagiados. Tras diez meses resistiendo el asedio, este miércoles recibieron los esperados refuerzos en forma de vacuna y la victoria final contra el invisible enemigo parece estar más cerca. La Policía custodiando la preciada arma y las 4 enfermeras del centro de salud Virgen Peregrina fueron recibidos con una gran emoción en la residencia.

Su directora, Ana Quiroga, nos explica este momento tan ilusionante y esperado por todos: "Si los trabajadores estábamos emocionados, los residentes estaban emocionadísimos. Son personas de entre 80 y 100 años con una vida muy complicada por guerras y crisis. No tuvieron esos problemas de miedo de los más jóvenes. No piensan en los efectos que tendrá la vacuna, solo en que es la forma de resolver este problema". 

La esperanza ya había aterrizado un tiempo atrás cuando se confirmó que pronto se procedería a la vacunación. "La mejor noticia que nos podían haber dado", apunta la directora. "Fue una sorpresa y una explosión de alegría saber que llegaba a finales de diciembre. ballesolUna ilusión enorme para todos". 

Según la responsable del centro de mayores, el éxito de estos 10 meses se debe a que "hay un gran trabajo detrás. Tengo claro que se hizo en todas las residencias. Además del factor suerte, evidentemente, hay un esfuerzo enorme por parte de todo el personal. Se cuidaron muchísimo y tuvieron la capacidad de adaptarse a las nuevas exigencias. Fue un trabajo con una dificultad extrema y también por parte de las familias. Y que decir de los residentes, que asumieron con entereza la realidad que les había tocado vivir". 

Ana Quiroga recuerda lo duro que fueron las primeras semanas de pandemia: "Tuvimos muchísimo miedo por la incertidumbre que nos planteaba algo desconocido y que se estaba llevando la vida de miles de personas. Fue lo peor. Las noticias eran terribles. Luego entendimos que había que hacer, los protocolos para defenderlos y defendernos. A partir de mayo teníamos todo bien organizado para mantener el virus fuera del centro". 

Los residentes notaron menos la situación que los trabajadores o familiares, cuya vida sufrió mayores cambios. Los mayores siguieron con su rutina, salvo el impedimento del contacto físico. La comunicación vía telemática y la información por parte de los responsables del centro fueron la conexión con sus familias, para las que la directora tiene palabras de agradecimiento. "Al principio tuvieron ansiedad, como todos, pero pronto se fueron asentando y se comportaron de maravilla, con mucho respeto. Les felicito por la confianza que depositaron en nosotros y la capacidad para adaptarse". 

Entre la dureza de las primeras semanas y la llegada de esta segunda ola, que encuentra a profesionales y sociedad mucho mejor preparados, se disfrutó de una pequeña tregua veraniega. Así lo recuerda Ana Quiroga: "Fue muy bonito. Tuvimos visitas en el jardín y se empezaron a ver las cosas con más esperanza. Luego vino otro repunte, pero ya estábamos más preparados. Fuera se puso feo, si bien, en esta ocasión no teníamos el miedo inicial, contábamos con más preparación y una concentración al 100%. Podíamos enfrentarnos con mayores garantías si ocurría algo, aunque afortunadamente no ha pasado hasta el día de hoy":  

La máxima responsable de la residencia ubicada en Poio no quiere dejar pasar la oportunidad para agradecer y destacar el trato que recibieron por parte de las autoridades sanitarias y el personal que trabaja en nuestro sistema de salud: "El tema de la vacunación está muy bien organizado. La verdad es que el área sanitaria Pontevedra-O Salnés funciona fenomenal. Solo tenemos palabras de agradecimiento al seguimiento que nos hicieron durante todo este tiempo".  

Pero no todo es color de rosa. Las residencias de mayores estuvieron en el ojo del huracán por algunos casos alarmantes que se produjeron al principio de la pandemia. Ana Quiroga recuerda que "en los medios se dio una imagen negativa y poco realista del sector en general. Cuando se aplaudía a los sanitarios en el peor momento del encierro, algo que hicimos todos, hay que pensar que nosotros también estábamos ahí luchando todos los días con un gran compromiso". 

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