Una vecina de A Lama herida en una quema pide que la deriven del Chuac a Povisa

Limpiaba una finca cuando tropezó con la gasolina y se quemó el 25% del cuerpo ▶Debe estar con su bebé para conservar la lactancia

La vecina de A Lama se pudo hacer una foto unos días después de su ingreso en Povisa. CEDIDA
photo_camera La vecina de A Lama se pudo hacer una foto unos días después de su ingreso en Povisa. CEDIDA

Con quemaduras en el 25 por ciento del cuerpo, aislada y sin que sus familiares y amigos puedan acercarse a ayudarla o a visitarla. Así se encuentra desde el pasado lunes la vecina de A Lama Pomba Longueira Lis, que ha sido trasladada al hospital coruñés Juan Canalejo (Chuac) para completar su recuperación tras las heridas que sufrió cuando tuvo un accidente durante una quema, el sábado 16 de marzo en el núcleo donde reside, en O Toxal, parroquia de Covelo.

Pomba Longueira es madre soltera de un niño de un año de edad que ha tenido que dejar al cuidado de unos amigos de la familia, en A Lama, y demanda poder recibir los mismos cuidados en el Hospital Povisa de Vigo para poder estar cerca de sus familiares y mantener los vínculos con el pequeño que le permitan conservar (después de su recuperación) la lactancia, dada la corta edad del pequeño y que esta forma aún parte fundamental de su alimentación. Hasta el momento, Pomba ha podido extraerse leche con un quitaleches para mantener así la producción y poder dar el pecho cuando deje de tomar medicamentos. Pero eso parece difícil de conservar durante un mes o más sin el contacto con el bebé.

Pomba Longueira reconoce que el traslado fue "un revés", porque sus familiares y amigos no tienen medios para ayudarla en A Coruña

Por este motivo, tanto la paciente como sus amigos y vecinos de A Lama han iniciado una campaña de reclamaciones al Sergas, así como peticiones al Concello de A Lama para que interceda y se logre que la afectada reciba la atención que necesita en Vigo.

Pomba reside en O Toxal desde hace algo más de año y medio, pero tal y como relata desde el Hospital, en donde permanece ingresada en la Unidad de Quemados, "he vivido en varias zonas rurales del mismo modo: se trata de buscar un alquiler asequible e ir recuperando la casa y el entorno. Con el paso del tiempo, los dueños van cediéndote fincas, con los animales se mantienen limpias y se demuestra a todos que se puede vivir con menos recursos, porque la vida en el rural también es más económica".

En el caso de su estancia en O Toxal, tanto ella como su amiga Cristine Verena, que en actualidad se hace cargo de su bebé, reconocen que "todo estaba marchando de maravilla". Pomba tenía incluso ovejas y otros animales y ha construido una franja de protección contra el fuego. Precisamente en esos trabajos estaba el sábado 16, con el fuego de una quema de rastrojos ya prendido, cuando se tropezó, portando una garrafa de gasolina. El líquido rebosó y combustionó en cuestión de segundos. Pomba pudo contarlo, en parte gracias a la rápida intervención de sus amigos, que la ayudaban y cuidaban del bebé ese día.

Tras llamar al Servizo de Emerxencias, de inmediato fue derivado al punto un helicóptero que la trasladó a Vigo. Pomba reconoce aún hoy que "me emociona ver la cantidad de buena gente que me rodea, como estos amigos que me atendieron, y tengo que dar las gracias a los Fonte Coruxeira, que se quedaron con mi niño e hicieron que esté en un entorno tranquilo y seguro y querido, y también a mi familia". Una vez en Vigo, se le diagnosticaron quemaduras de segundo y tercer grado en los brazos y en parte del torso, así como abrasiones en la cara, y allí inició su recuperación. El problema, explica la afectada, llegó cuando, seis días después de este ingreso, le comunicaron que debían trasladarla al Chuac. Desde entonces, Pomba ha luchado con todos sus medios para conseguir evitar el traslado, algo que sucedió durante el fin de semana, pero no el lunes, fecha en la que no se pudo aplazar más esta decisión. Pomba desconoce si el traslado se debe al hecho de que se le van a practicar dos injertos de piel, "aunque me comentaron que en Povisa están plenamente capacitados para atender mi caso". Con todo, la paciente sospecha que el traslado se ha debido "solo a causas económicas, ya que en Povisa, al tratarse de un centro privado, solo se atienden determinados casos".

El lunes, en el traslado, Longueira Lis comprobó en sus carnes el efecto de los recortes, puesto que compartió ambulancia con una persona que necesitaba la camilla, por estar más grave, y viajó dos horas y media sentada, apoyada sobre las heridas del torso y el vientre. "Al estar aislada no puedo ni ir a Atención ao Paciente a pedir mi expediente para saber por qué me trasladaron. No tengo familia que pueda venir aquí, así que espero a que un asistente social venga y me ayude", relató ayer. Su única petición es que "en cuanto me hagan los injertos y pasen las 48 horas inmóvil me devuelvan a Vigo para seguir allí con la recuperación. Solo así podrá venir mi niño a verme y podría mantener el vínculo para la lactancia. De otro modo, lo veo imposible, pues la familia que lo cuida no puede traerlo y no sería justo para él semejante viaje de ida y vuelta por unas horas".

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