Un hombre de nacionalidad ucraniana, Igor V., acusado de matar a un compatriota con el que compartía piso en Nigrán, Roman S., golpeándole con una plancha en la cabeza, ha pedido perdón por lo ocurrido, pero ha insistido en que no fue su "voluntad" matarlo, sino que él es el que fue amenazado con un cuchillo por el ahora fallecido. Lo ha comunicado, haciendo uso del derecho a la última palabra, en la tercera y última jornada del juicio oral que se ha celebrado esta semana en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo.
Tras ello, en la mañana de este jueves se entregará al jurado el objeto de veredicto —hechos sobre los que tiene que decidir— para que empiece su deliberación. Igor V., que ha contado con una traductora, ha remarcado este miércoles que vivió en Madrid 15 años y "nunca tuvo ningún problema o altercado, y trabajó muy duro buscándose la vida". Así, ha mantenido que su "única culpa" ha sido haber conocido y haber "ayudado a esta persona que para él fue como un hermano", pero que era "bastante complicado e inaguantable por la bebida".
Visiblemente alterado, llegando a llorar al final de su alegato, el acusado ha trasladado que siente "muchísimo lo que ha ocurrido", pero ha incidido en que Roman S. fue el que le amenazó a él y que "entró con un cuchillo en una habitación oscura". "Siento muchísimo que haya fallecido, no fue mi voluntad, no cogí yo el cuchillo para matarle", ha concluido.
En esta última jornada del juicio, cada una de las partes ha elevado sus conclusiones a definitivas, con lo que la Fiscalía le considera autor de un delito de homicidio y pide que sea condenado a una pena de 15 años de prisión, mientras que la defensa mantiene que actuó en defensa propia y reclama su libre absolución o, subsidiariamente, una condena por homicidio imprudente.
FISCALÍA. En su informe final, la Fiscalía ha insistido en la culpabilidad de Igor V. y ha entendido acreditado que, cuando la víctima se encontraba bajo los efectos del alcohol, le causó el golpe mortal y "le dejó desangrándose" sin intentar "salvarle". Además, ha agregado que era consciente de lo que hacía porque "recogió las cosas" —tiró unos trapos a la basura y puso la plancha en la entrada de la casa—.
La fiscal, que en un momento dado fue interrumpida por el acusado —quien dijo tener "una protesta", si bien se le ha instado a intervenir en su turno final—, ha subrayado que Igor V. cambió la versión sobre los hechos que dio esta semana en el juicio respecto a la que había realizado tras lo ocurrido.
En todo caso, ha mantenido que "no se sostiene nada, ni que el acto fuese de legítima defensa ni que actuase por miedo o porque estuviese aterrorizado", ya que el fallecido estaba borracho y sentado, habría tenido oportunidad de escaparse si éste le hubiera amedrentado con un cuchillo, y podía haber pedido auxilio a las dos personas que estaban en otra habitación de la vivienda. Tampoco ve acreditado que la víctima fuese una persona "potencialmente peligrosa y agresiva", y ha criticado que la defensa se haya centrado en el comportamiento de la víctima y en decir "que era violento, jugaba a las traperras y se emborrachaba".
En relación con ello, ha dicho que ese "no era el objeto del juicio" y lo ha comparado al caso de violación grupal en San Fermín. Finalmente, ha animado a los miembros del jurado a repasar las pruebas y a recrear la escena de los hechos utilizando el sofá de la sala en la que deliberarán. "Estoy segura de que aplicarán el sentido común y emitirán su veredicto solo a partir de las pruebas", ha manifestado, concluyendo que no quiere "vivir en una sociedad que resuelva sus problemas personales a planchazos".
