La Audiencia Provincial de Pontevedra ha condenado a seis años de prisión a Alfredo L.R., vecino de O Porriño de 34 años, por el accidente mortal ocurrido en Salceda de Caselas en el que fallecieron una madre y sus dos hijos, de 13 y 6 años.
El tribunal lo considera culpable de tres delitos de homicidio por impudencia grave y de conducir bajo la influencia de drogas tóxicas. El siniestro se produjo el 19 de marzo de 2021 en la carretera PO-510, después de que el condenado impactase contra el coche en el que viajaban las víctimas.
Además, le condena a indemnizar económicamente a los familiares de las víctimas, de modo que deberá pagar un total de 638.310 euros: 445.225 al marido de la mujer fallecida y padre de sus dos hijos, 145.254 al padre de la fallecida y abuelo de los menores, y 47.831 para cada uno de los tres hermanos.
La sentencia, contra la que cabe recurso, considera probado que el condenado circulaba a 128 kilómetros por hora en una zona limitada a 90 de la PO-510, entre O Porriño y Salceda de Caselas, y que a la altura del punto kilométrico 5,700 atravesó los dos carriles de su lado y se fue directo contra el carril de frente, por el que circulaba la mujer fallecida con su hija sentada en el asiento del copiloto y su hijo pequeño en el asiento de atrás.
A pesar de que la mujer conducía despacio y de que hizo una maniobra evasiva, nada pudo hacer por evitar chocar de frente, falleciendo los tres en el acto.
Por su parte, el acusado fue trasladado a un centro médico, donde se le realizó un test que arrojó un resultado de 2,49 gramos de alcohol por litro de sangre.
Para el acusado pedía la Fiscalía cinco años de cárcel, mientras que la acusación particular solicitaba nueve.
Durante el juicio, diferentes testigos aseguraron haberlo visto en un elevado estado de embriaguez horas antes del accidente, alguno llevó a afirmar haberle visto caerse de una silla; por su parte. El acusado dijo haber bebido uno o dos gin tonic y aseguró que no recordaba nada más.
El tribunal se ha decantado por imponer al acusado la pena más grave de entre el abanico de posibilidades y ha descartado aplicar las atenuantes solicitadas por la defensa por embriaguez y por reparación de daño, puesto que, según el magistrado, no hay daño que se pueda ya reparar.
