Detenidos dos cazadores en Oia por usar cebos con un veneno letal

La cantidad de veneno que se les incautó podría matar a más de un millar de personas y a más de 300.000 pequeñas aves rapaces

Los cebos envenenados. DP
photo_camera Los cebos envenenados. DP

La Guardia Civil ha detenido a dos vecinos del municipio pontevedrés de Oia como presuntos autores de un delito contra la flora y la fauna, tras haber sido sorprendidos cuando, supuestamente, pretendían colocar cebos envenenados en el monte. 

Las investigaciones llevadas a cabo por la Patrulla del Seprona de la Guardia Civil de Tui se inició en 2013, a raíz del hallazgo de cuatro perros muertos en extrañas circunstancias, cuando estaban entrenando en un coto de caza en el sur de la provincia. El análisis toxicológico de los cadáveres de dos de estos animales dio resultado positivo en estricnina. 

Así las cosas, y cuando han pasado cinco años de estos hechos, los agentes sorprendieron en el mismo monte a dos cazadores cuando llevaban en el coche una bolsa de plástico con carne picada y una sustancia tóxica. 

En concreto, los detenidos viajaban en un vehículo todoterreno por una pista forestal dentro de los terrenos del coto. En el registro superficial que se realizó en el interior del vehículo, la Guardia Civil localizó una bolsa que contenía los elementos necesarios para la colocación de cebos envenenados: otra bolsa con 2 kilos de carne picada, un bote de cristal que contenía 406 gramos de una sustancia, aparentemente compatible con un potente tóxico, y guantes especiales de nitrilo para la manipulación de los cebos.

CON CAPACIDAD PARA MATAR A 1.000 PERSONAS. Además de ser sorprendidos en el momento en que acudían a colocar los cebos, el resultado analítico, que corrió a cargo de la Delegación Territorial de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia, confirmó que el contenido del bote de cristal se trataba de un veneno, cuyo principio activo es el carbofurano. 

Los agentes han precisado que se trata de una "sustancia ilegal" cuya potencia letal, calculada en referencia a la salud humana, podría causar la muerte de más de un millar de personas o, en el ámbito de la naturaleza, de 330.000 pequeñas aves rapaces. 

En la última fase de la que se denominó operación Venutox, además de confirmarse los resultados analíticos del tóxico, se procedió a la toma de declaraciones testificales y al reconocimiento del terreno con un perro especializado en la detección de veneno y fauna cadavérica. 

Esta semana concluyó la operación notificando a los dos cazadores su condición de investigados como supuestos autores de un delito contra la flora y la fauna, por emplear veneno para la caza sin estar legalmente autorizados. 

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