Feprohos reclama que la Xunta asuma las pérdidas de Sanxenxo y Baiona por el último cierre

Los hosteleros piden que se agilicen las ayudas y que estas no excluyan a las empresas de más de 25 trabajadores
Hostelería en Sanxenxo. RAFA FARIÑA
photo_camera Hostelería en Sanxenxo. RAFA FARIÑA

Con la Semana Santa perdida y la acumulación de un año de crisis sanitaria, el sector del alojamiento sigue encarando las consecuencias económicas de los cierres perimetrales y las restricciones.

Así, la Federación Provincial de Hosteleros pone sobre la mesa la "delicada situación" en la que se han quedado los empresarios turísticos de los municipios de Baiona y Sanxenxo tras la decisión de elevar a nivel alto las restricciones. "Imagínate un establecimiento como Rocamar, que ha hecho algo de acopio de producto fresco para los posibles turistas y ahora le han dicho que no puede abrir en interior. Es una ruina, sobre todo porque un kilómetro más allá no tienes esas restricciones", manifestó el presidente de Feprohos, César Ballesteros. "Ya sabemos que no se puede legislar pensando en la particularidad de todos, pero igual que hacen en otros países cuando esto ocurre tienen que aprobar ayudas y asumir las pérdidas", añadió.

Con el 70% de los hoteles que habitualmente en esta época estarían abiertos cerrados, los hoteleros de la provincia reclaman además que las ayudas lleguen cuanto antes e incluyan también a las empresas con más de 25 trabajadores. "Se han quedado fuera de todas las ayudas", manifestó el presidente de los hosteleros de la provincia. "Pedimos medidas específicas para este sector que son muchos hoteles grandes y que son fundamentales para el turismo de la provincia", añadió.

El sector considera perdida la Semana Santa aunque confía en que, ya más cerca de los festivos, se produzcan algunas reservas de última hora en los hoteles que sí abrieron sus puertas y que son solo el 30 por ciento del total. Planifican el verano con la expectativa de una vacuna que se presenta como el salvavidas de un sector tocado en su línea de flotación por la pandemia.

Algunos empresarios han hecho acopio de productos y luego les han dicho que no podían abrir. Es una ruina

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