La Policía halló una pistola junto al mercadillo tras la reyerta entre morones y zamoranos

Sinaí Giménez y dos de sus hermanas están siendo juzgados por las presuntas amenazas de muerte a un ambulante del clan de los zamoranos

En el banquillo de la acusación, Sinaí Giménez y dos de sus hermanas.SALVADOR SAS (Efe)
photo_camera En el banquillo de la acusación, Sinaí Giménez, junto a una de sus hermanas y su madre.SALVADOR SAS (Efe)

La Policía Nacional halló una pistola con munición recién depositada tras la valla de un colegio junto al mercadillo de Redondela después de que se produjera en noviembre de 2015 un enfrentamiento entre los clanes gitanos de los morones y los zamoranos.

Así ha trascendido en el juicio celebrado este jueves en el Juzgado de lo Penal 3 de Vigo contra Sinaí Giménez, dos hermanas suyas, María Consuelo e Irene, y una sobrina, Dévora, por presuntas amenazas de muerte hacia un ambulante de los zamoranos por las que el fiscal pide penas de prisión de entre tres años y medio y dos años y medio.

Uno de los agentes que hallaron la pistola ha detallado, en su declaración en el juicio como testigo, que el arma estaba seca a pesar de que la hierba adonde había caído estaba mojada, lo que podría denotar que había sido depositada allí recientemente.

Ha indicado que no puede precisar quién la arrojó allí ni su pertenencia, si bien ha descrito que junto a esa valla estaba arrinconado un grupo de miembros del clan de los morones después de que los antidisturbios los situaran allí para separarlos de los zamoranos.

También ha detallado que el arma de fuego tenía munición y tenía quitado el seguro, aunque no estaba cargada.

Otra agente ha corroborado que en un cacheo le intervino a la sobrina de Sinaí Giménez un puñal de doble filo que llevaba oculto en su pantalón de mallas, lo que la chica ha negado.

Sinaí Giménez también ha negado que ese día llevara un arma, "ni nunca", ha remachado, como tampoco ninguno de sus familiares.

Asimismo, ha desmentido que arrojara una barra de hierro contra Felipe S. ni que lo amenazara de muerte, algo en lo que han coincidido las otras acusadas.

Según se recoge en el escrito del fiscal, Sinaí le dijo a Felipe S., del clan de los zamoranos, que lo iban a matar a él y a toda su familia, que mejor se fuera para Castilla y que se fuera comprando un panteón allí, al tiempo que le hacía la señal de una pistola con la mano.

Sinaí dice que las amenazas de muerte eran en realida "insultos y juramentos gitanos" a los que "malintencionadamente se le dieron la vuelta"

El acusado ha rebajado estas supuestas amenazas a "insultos y juramentos gitanos" que "alguien malintencionadamente le ha dado la vuelta", y ha asegurado que no tenía una animadversión previa ni "ningún problema" con la víctima.

Además, ha señalado a la Policía como la culpable de que ese día hubiera una situación de tensión al empezar a cargar "con porras y patadas" a raíz de una discusión entre feriantes por un puesto, así como de la reapertura de la causa judicial.

La supuesta víctima de las amenazas, Felipe S., ha dado una versión opuesta al corroborar la existencia de incidentes previos, como una reyerta en el mercadillo de Cangas y un tiroteo en la autovía de circunvalación de Vigo, que ha relacionado con la pretensión de los morones de que se marcharan de Galicia.

Ha señalado que el día de autos, un grupo de personas, entre ellas Sinaí y sus hermanas, se le acercaron cuando estaba montando su puesto en el mercadillo de Redondela y le dijeron que lo iban a matar a él y a su familia, y que cree que fue el líder de los morones quien le tiró una barra de hierro.

Felipe S., que ha declarado por vídeoconferencia desde O Porriño, ha indicado que "los disgustos" con los morones comenzaron a raíz de la negativa de los zamoranos de permanecer en su cooperativa de ambulantes y a la pretensión del otro clan de "mandar" en Galicia por el hecho de haber nacido en esta comunidad.

Preguntado por si las amenazas que recibió se pueden catalogar de "juramentos gitanos", ha indicado que no son cosas comparables y que a raíz de estos incidentes no ha podido tener "una vida normal", como sugería la defensa del principal acusado, dado que "dejamos de ir a muchos mercadillos", además de un destierro de un mes a Castilla.

Los testigos propuestos por la defensa, un feriante y tres patriarcas que se han declarado "neutrales" y que mediaron para que los dos grupos de gitanos desmontaran sus puestos y se marcharan del mercadillo de Redondela tras los incidentes, han señalado que no escucharon amenazas de muerte y que los insultos fueron mutuos.

En todo caso, sobre las amenazas supuestamente proferidas por las hermanas y una sobrina de Sinaí Giménez hacia Felipe S., uno de los patriarcas ha dicho que la supuesta víctima no se pudo sentir amenazada porque en la cultura gitana, a la palabra de la mujer "no le damos mucha importancia".

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