La provincia de Pontevedra estrenará planta de tratamiento de biorresiduos de cara al verano

Las obras en el polígono de Baión, en Vilanova de Arousa, avanzan bien para estar listas en el tercer trimestre de 2023 ►Sogama invierte 15,1 millones en una infraestructura clave para implantar el contenedor marrón de restos orgánicos
Javier Domínguez Lino garantizó, durante su visita a las obras, que sacarán adelante la planta en plazo pese al contexto de crisis de materiales. EP
photo_camera Javier Domínguez Lino garantizó, durante su visita a las obras, que sacarán adelante la planta en plazo pese al contexto de crisis de materiales. EP

Galicia avanza imparable en la implantación del contenedor marrón –conocido como el quinto contenedor– para material orgánico y, dentro de esa estrategia, la Sociedade Galega do Medio Ambiente (Sogama) ultima ya la puesta en marcha de las cuatro plantas, una por provincia, donde se tratarán esos biorresiduos para convertirlos en compost. Y en el caso concreto de la pontevedresa, que se ubicará en el polígono industrial de Baión, en Vilanova de Arousa, las obras avanzan a buen ritmo, previendo que la instalación entre en funcionamiento durante el tercer trimestre del próximo año.

El presidente ejecutivo de esta empresa pública, Javier Domínguez, y el alcalde de la localidad, Gonzalo Durán, visitaron a mediados del pasado mes el terreno en el que se levantará esta infraestructura, cuya obra y puesta en marcha fue adjudicada por importe de 15,1 millones de euros.

Con carácter previo a los primeros trabajos de acondicionamiento del terreno, que ocupa siete parcelas –que suman en conjunto una superficie de 20.000 metros cuadrados–, y por las que Sogama efectuó un desembolso de 1,5 millones, resultó necesario tramitar la Autorización Ambiental Integrada (AAI), aparejada a un complejo proceso administrativo, así como la correspondiente licencia urbanística municipal y otros permisos para poder acometer una obra de estas características.

Características

La instalación, con capacidad para gestionar 15.000 toneladas anuales de materia orgánica contenida en los residuos municipales (Forsu) y otras 7.000 toneladas de material estructurante como podas y restos de madera, producirá alrededor de 6.000 toneladas al año de compost, un abono de alta calidad y totalmente natural cuyo destino será el sector de la agricultura y la jardinería, en sustitución de los fertilizantes artificiales.

La planta arousana dará servicio a 26 ayuntamientos –en los que residen 326.846 habitantes– e integrará las distintas fases del proceso de compostaje de los residuos orgánicos recibidos en la misma: desde el pretratamiento y la fermentación, hasta la maduración y el almacenamiento, así como los correspondientes tratamientos de aire y de aguas, haciendo uso en todo momento de las últimas tecnologías disponibles, tanto de procesado como de control de olores y ruido.

Asimismo, la energía necesaria para la operativa industrial procederá de fuentes renovables, fundamentalmente de paneles solares, contribuyendo con ello a la lucha contra el cambio climático.

La obra de la planta de Vilanova cuenta con una cofinanciación de los Fondos Feder como parte de la respuesta de la UE a la pandemia, toda vez que repercute en la protección del medio ambiente y, en consecuencia, en una mayor calidad de vida.

6.000 toneladas al año de compost

En cifras 6.000 toneladas al año de compost. EP

La planta, que se levanta en una parcela de 20.000 metros cuadrados, podrá gestionar 15.000 toneladas anuales de materia orgánica contenida en los residuos municipales y otras 7.000 de podas y restos de madera. Con ello producirá 6.000 toneladas al año de compost. Dará servicio a 26 concellos.

17 instalaciones

A fin de ayudar a los ayuntamientos en el cumplimiento de sus obligaciones legales en relación a la valorización de la fracción orgánica contenida en los residuos urbanos mediante su transformación en compost, la planta de biorresiduos de Vilanova, junto con la de Cervo (Lugo), que estará lista este mes de diciembre; la de Verín (Ourense) y la de Cerceda (A Coruña), esta ya en funcionamiento, contarán con el apoyo de 13 plantas de transferencia –seis de nueva construcción y siete de adaptación– que dispondrán de un punto de trasvase para la materia orgánica. Serán un total de 17 instalaciones, a las que Sogama destinará una inversión superior a 40 millones, y con las que se dará cobertura a la mayor parte de los municipios adheridos a la sociedad ambiental, propiciando que estos cuenten con una planta de biorresiduos o de transferencia a menos de 50 kilómetros.

Javier Domínguez Lino afirmó durante su reciente visita al polígono de Baión que "a pesar de la grave crisis de materiales que estamos sufriendo en Europa debido al actual contexto geopolítico y el desorbitado precio de los suministros y servicios, sacaremos adelante esta planta, que marcará un antes y un después en la gestión de los residuos municipales en la provincia al incrementar la aportación al reciclaje por parte de los pontevedreses", dijo.

Y añadió que "como brazo ejecutor al servicio de la Xunta", Sogama "pone a disposición toda su ingeniería, medios, capital humano y esfuerzo para que la red de infraestructuras para la valorización de la materia orgánica esté a disposición de los concellos en plazo y forma".

Colector marrón Instalado antes de enero de 2024

¿Qué es?

El contenedor marrón, o coloquialmente quinto contenedor –llamado así porque se suma al amarillo de envases ligeros y bricks, al azul del papel y cartón, al verde del vidrio y al gris de la basura general– es el destinado a restos organicos o biorresiduos.

¿Qué se deposita en él?

Esos biorresiduos: desde comida hasta restos vegetales y de jardinería y podas. Esa materia después se lleva a las plantas donde se transforma en compost, que es un abono de alta calidad para el tampo.

¿Cuándo se implanta?

Hay lugares donde ya se puede ver y otros que todavía tardarán en disponer de él, pero las comunidades autónomas y concellos deberán implantar la recogida de restos organicos antes de enero de 2024, según las exigencias de la Union Europea. España quiso incluso adelantar los plazos, pero era materialmente imposible para muchos concellos, que son los que tienen la competencia en la gestion de residuos, pero muchas veces carecen de medios, sobre todo los pequeños. Por esa razon, la Xunta y Sogama les ayudan.

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