Lo que el alcalde ha unido...

Los alcaldes de la comarca de Pontevedra han casado y mucho durante este mandato: el que más ceremonias acumula es Agustín Reguera, el de Soutomaior, pero las bodas civiles se han contado por decenas en casi todos los concellos. El truco de los regidores es respetar la ilusión de las parejas y, en gran parte de los casos, leer algún poema
César Poza oficiando la unión entre sus amigos Jenny y Javi poco después de ser investido alcalde. CEDIDA
photo_camera César Poza oficiando la unión entre sus amigos Jenny y Javi poco después de ser investido alcalde. CEDIDA

Desde las seis bodas en un mandato hasta las 173 y con una media casi de 50 por año para no tener que comprometer todos los fines de semana de su vida. El ránking de casamientos del mandato deja una estampa dispar en el éxito de los alcaldes de la comarca de Pontevedra en esa función que se puede considerar una de las más amables de toda Alcaldía, oficiar bodas civiles.

Esta tarea, más romántica que política o administrativa, es algo para lo que, además de los regidores, están legitimados los concejales, los jueces de paz, los encargados del Registro Civil, los cónsules y funcionarios a su cargo y los notarios (desde 2015), pero, por algún motivo, la de los regidores sigue siendo una de las opciones de mayor demanda. En total, en los ocho concellos se han registrado más de 476 bodas civiles oficiadas por alcaldes o delegadas a concejales y concejalas.

En el caso de los alcaldes, todos hablan con buenas palabras de esta faceta de sus mandatos que les ha reportado algún que otro quebradero de cabeza y anécdotas aunque, en realidad, es una de las tareas más sencillas de las que debe asumir un regidor.

Si nos ceñimos al total de bodas oficiadas en estos cuatro años el líder indiscutible de la clasificación es Agustín Reguera, el regidor de Soutomaior. Salvo en pandemia, el primer edil ha casado a cerca de 50 parejas al año. En el año de la crisis sanitaria la cifra descendió hasta 19, pero incluso en ese periodo se puede decir que duplicó el registro de otros alcaldes de la zona. El motivo no son las excelsas cualidades de Reguera para los casorios -aunque es indudable que lo hace bien-, sino el poderoso atractivo que representa el castillo de Soutomaior como escenario de las uniones más románticas.

Las parejas quieren este punto de encuentro e incluso en muchos casos completan el día con el convite en la posada del castillo o en restaurantes de la zona, de ahí que Reguera esté en el top de alcaldes demandados para los casamientos. En este periodo el regidor ha delegado 50 bodas y ha participado en alguna televisiva. No le verán en los episodios de Casamos que reponen en TVG pero sí pueden oírle en alguna de las ceremonias emitidas, porque calcula que ya lleva seis enlaces a protagonistas de este programa.

Es el que tiene más anécdotas, pero ninguna concreta. "Aínda que si que me sorprende o esforzo das parellas por ser máis orixinais, ata hai quen fai que lle traia un ave rapaz os aneis. O paxaro sae voando dun lateral do castelo e pousa diante dos noivos", explica. Reguera, como casi todos los alcaldes de la comarca, añade un poema o dos a la ceremonia. Un indispensable es ‘Eu en ti’ de Celso Emilio Ferreiro, aunque también suele ser muy demandado Hagamos un trato de Mario Benedetti.

Las de Sobral

En cuanto a bodas oficiadas, a Reguera le sigue el otro veterano de la comarca, Luciano Sobral, puesto que acumuló en este mandato 97 ceremonias. Algunas de ellas las delegó, como todos sus homólogos, pero la mayoría han sido cosa del nacionalista que suele oficiar en el Consistorio o en el Casal de Ferreirós, pero no le faltan escenarios pintorescos e incluso bodas en medio de la ría en su haber.

En el confinamiento

En cifras absolutas, el siguiente más casador sería Xosé Manuel Fernández Abraldes. Suma 44 casamientos, de los que recuerda en especial uno, por ser en el confinamiento. El novio, la novia, los testigos y el alcalde eran los únicos que podían estar en las uniones que se celebraron en esa época, pero a pesar de las limitaciones, el propio Abraldes reconoce que la emoción no siempre va pareja a la posibilidad de añadir artificios a la reunión.

As parellas queren ser do máis orixinal, hai ata quen fai que lle porte os aneis un falcón desde o castelo, dice Reguera

Abraldes casando
Fernández Abraldes oficiando un enlace.

Este es uno de esos casos. "A voda máis especial foi en pleno confinamento. Ela estaba a punto de saír de contas da súa segunda filla e el traballa nunha empresa de ambulancias. Como non pudo asistir á ceremonia ninguén máis que os testigos e eu, os compañeiros del fixéronlle un recibimento sorpresa diante do concello con seis ou sete ambulancias metendo ruido e luces", recuerda el regidor. Era un encuentro tan diferente que ni fotos conserva de aquella jornada.

 

"O mellor, casar a amigos"

De haber empezado el mandato en 2019, César Poza, el alcalde de Vilaboa, sería el segundo más casamentero. En Vilaboa se han oficiado 111 uniones desde esa fecha. Poza tomó el bastón de mando hace algo más de dos años y acumula ya cerca de 40 ceremonias. El resto han sido cosa de Quico Costa, su antecesor, y de la concejala María Canosa, que también es muy demandada para estas lides. Poza tiene bastantes anécdotas pero no considera que la alta demanda que tienen para las bodas sea por lo especialmente talentosos que son en Vilaboa casando.

En realidad, lo atribuye a la presencia de lugares que tienen mucho éxito entre las parejas para celebrar estas reuniones, como puede ser la Rectoral de Cobres "e a que as cerimonias relixiosas son menos demandadas, ao ser máis tradicionais". "Entre as mellores bodas que recordo está a dos meus amigos Jenny e Javi. Esta voda ía oficiala Ornela (Fernández Salgado, la teniente de alcalde del BNG), pero pola pandemia decidiron pospoñela. Para entón, eu, que son da mesma panda ca os contraíntes, era o alcalde e Ornela xa dimitira, así que me tocou ser o que os casou e é un recordo moi especial, a cerimonia quedou moi chula", relata.

También fue así para Jorge Cubela. El de Cerdedo-Cotobade acumula en este mandato 30 bodas, una cifra que destaca porque al ser un concello de interior, Cerdedo- Cotobade no cuenta en las proximidades con muchos locales de restauración que acojan este tipo de celebraciones. La boda especial, entre todas las oficiadas, la que le permitió unir a su amiga y compañera de Gobierno María Galiza Aguete con su marido, Artur. "Cando casas a unha compañeira e amiga vívelo con especial ilusión", reconoce el regidor.

Reguera Casando
Agustín Reguera, en  una boda oficiada en mayo. 

Y si como en las ligas hay una parte baja de la tabla clasificatoria, en los rankings de casamientos también hay alcaldes que lo han tenido menos complicado. Uno de ellos es Jorge Canda, el de A Lama, tal vez por ser una población de menor entidad o por la mayor adhesión de todos los vecinos de la localidad a la vida de sus parroquias y la consecuente competencia de las bodas religiosas. El caso es que Canda casó a tres parejas en este mandato. Otras tres se casaron por vía civil en A Lama, pero con un edil delegado. En Campo Lameiro, Carlos Costa tampoco ha tenido que someterse en demasiadas ocasiones al protocolo de los casamientos. Ha oficiado cinco de las nueve bodas civiles que se realizaron en sede municipal, mientras que las otras cuatro fueron por delegación.

En una parte más relajada de la tabla clasificatoria se encuentra Andrés Díaz, que además de tener muy claras las cuentas de uniones del mandato ha felicitado profusamente en sus redes sociales a casi todos y todas las casadas. Se han realizado 35 bodas en este periodo, en especial en el Consistorio de aires modernistas, pero también en otros puntos y enclaves. Díaz ha sido el oficiante en 31 de los casos. La demanda para el presente verano deja ya cuatro bodas en la agenda del regidor.

Ponte Caldelas tiene, además, una historia especial con los protocolos civiles, puesto que es el único concello de la comarca en el que se pueden oficiar los bautismos civiles, o las ceremonias de bienvenida para los bebés cuyos padres descartan el bautismo religioso, pero quieren contar con padrinos o presentar a sus pequeños en familia. En este mandato se han celebrado cinco bienvenidas a bebés y hay ya otra solicitada para las próximas fechas. El alcalde cree que "las parejas eligen que las case un alcalde o alcaldesa porque les gusta hacer ceremonias ya en el sitio del convite, en las fincas, en los restaurantes y bodegas, y, claro, quedan muy vistosas", reconoce. Su norma es adaptarse a lo que quieren las parejas, dejar el protagonismo a los amigos o familiares que toman la palabra para dirigirse a los novios, y, si lo aceptan, desearles lo mejor en sus redes sociales, "aunque también los hay que prefieren ser discretos".

Uniones del mismo sexo.

En lo que coinciden las estadísticas en todos los casos es que la cantidad de uniones de parejas del mismo sexo no ha ido a la par que la de parejas convencionales. Así, en Soutomaior, Vilaboa y Poio se han producido tres uniones civiles en cada uno de los municipios en los que los o las contrayentes eran dos chicos o dos chicas.

Es una situación que, tal y como reconocen los regidores, está normalizada y en la que no falta tampoco el romanticismo, la originalidad y la ilusión de los o las contrayentes.