Una testigo sostiene que el líder migueliano contaba con el aval de Rouco Varela

La declarante, una religiosa chilena afincada en Madrid, se acercó a la autoridad eclesiástica para pedirle consejo tras observar prácticas que le resultaban extrañas. Asegura que le dijo: "Tranquila, estás en buenas manos"

Miguel Rosendo, a su llegada a la Audiencia de Pontevedra. JAVIER CERVERA
photo_camera Miguel Rosendo, a su llegada a la Audiencia de Pontevedra. JAVIER CERVERA

"Tranquila. Estás en las mejores manos". Esas palabras salieron de boca del cardenal Antonio María Rouco Varela en alusión a Feliciano Miguel Rosendo, según el testimonio que este lunes vertió en la Audiencia Carolina, una eclesiástica de origen chileno que se sorprendió ante las actividades que había presenciado en el seno de la Orden de San Miguel Arcángel. Su comparecencia fue la más destacada de cuantas se escucharon el lunes en la reanudación del juicio contra la cúpula de la citada orden, extinta tras una investigación de la Guardia Civil que concluyó con el procesamiento por asociación ilícita, abusos sexuales y otros delitos conexos presuntamente cometidos por su líder, el mencionado Rosendo, y varias personas cercanas a él que le acompañan en el banquillo de la Audiencia pontevedresa.

La testigo señaló que conoció a Rosendo a finales de 2007, cuando le recomendaron viajar a Casa Madre para conocer a la asociación. "Después le vi una o dos veces al año hasta 2010", expuso.

"Me llamó la atención el modo de vivir de aquellas personas y la veneración que profesaban a la figura de Miguel. Nos dieron a besar un trozo de cuna que decían que era la de Jesús. Me pareció muy raro, yo siempre había pensado que estaba en paja", señaló.

"Me quedé confundida. En mi familia me dijeron que aquello parecía una secta, pero me fié de la madre Piedad Oriol. A Rosendo le trataban con un cariño desmedido. Estaban pendientes, casi como una esclavitud. Había dos bastones siempre a su lado, dos chicas, no era su esposa. Esto me pareció extraño. Estaban permanentemente atentas a lo que él necesitase".

Carolina detalló que "nos quedó la sensación de que podía ser un profeta o alguien de quien se valía el señor para dar su mensaje".

Sobre otras cuestiones que le llamaron la atención, destacó que en el seno de la orden "había mucha vida nocturna, de madrugada, lo que me pareció muy raro".

La religiosa detalló una escena que vivió con Rosendo que pareció un exorcismo, en la que "noté una fuerte presión en el cuello. De repente un perro se puso a dos patas delante de mí, gruñendo. El dijo, Sal de aquí, Satanás, y dejé de sentir esa presión. Hablaba en un lenguaje extraño que yo desconocía, aunque yo pensaba que podía ser en gallego".

La situación "me asustó mucho", según confirmó, "es como si me hubiera sacado el demonio".

"Yo estaba entre emocionada y atormentada. En una ocasión me pidió que juntase a 1.000 personas en Chile para rezarle a San Miguel Arcángel. Como no lo hice ,el decía que estaba decepcionando a dios. Yo estaba muy perturbada, pero Piedad Oriol me decía que siguiese viéndole".

Carolina añadió que "la forma de reprender de Rosendo era muy dura, humillante. Si no hacías vigilia te agredía verbalmente, pero al segundo cambiaba. Nadie se atrevía a plantarle cara. Se envolvía en un halo de misterio".

En la sesión de este lunes también intervinieron la esposa y los hijos del líder de la organización objeto de investigación. Su pareja sostuvo que nunca vio a su marido decir oraciones en lenguas extrañas, no le escuchó decir que sacaba demonios, ni tampoco abroncaba "ni se creía un ser especial ni enviado de dios".

Sobre los supuestos abusos, resaltó que "yo eso no me lo creo, es imposible; sé cómo es, le conozco de hace 35 años. Sé que no lo hizo", subrayó, antes de añadir que todos los miembros de la Orden eran "libres para marcharse" de la organización.

Por su parte, el hijo de Miguel Rosendo dijo que, después de que una de las consagradas destapó las supuestas relaciones sexuales del líder con chicas que estaban en la orden (entre ellas su propia mujer), él no discutió con su padre ni "nunca me he preguntado" si las acusaciones eran ciertas. En cuanto a las donaciones, ha señalado que eran el acusado-víctima Esteban R.M. y el tesorero de la orden quienes las recogían.

Finalmente, la hija de Rosendo, Verónica, que indicó que tiene "una parálisis cerebral de nacimiento con un 89 por ciento de minusvalía que le impide moverse", negó haber escuchado que le hiciesen daño a alguien, ya que, dijo, en ese caso ella misma "no hubiera dejado" que ocurriese.

Marta Paz: "Nos han querido robar nuestra felicidad con esta historia de terror"
Marta Paz, una de las mujeres que recibían la denominación de ‘bastón’ en la orden de ‘Los Miguelianos’, reivindicó en el juicio la inocencia del líder, Miguel Rosendo, y negó todas las acusaciones: "Éramos felicísimas. Nos han querido robar esa felicidad con historias de terror. Ni fuimos pseudo-monjas, ni pseudo-orden, ni yo me disfrazaba, preguntábamos para tener la confirmación de que podíamos vestir hábitos", agregó, tras interrumpir brevemente su declaración entre lágrimas.

La testigo compareció en la sesión verspertina del lunes.