La víctima del crimen de Chapela murió de un disparo a bocajarro que le atravesó el corazón

Los peritos descartan que el presunto asesino actuara drogado, bebido o bajo el síndrome de abstinencia

José Luis L.P., el vigués acusado de matar de un disparo a un joven en Chapela. EFE
photo_camera José Luis L.P., el vigués acusado de matar de un disparo a un joven en Chapela. EFE

Diferentes médicos que evaluaron al hombre acusado de matar de un disparo a quemarropa a un joven de 25 años en la noche de San Juan de 2017 en la playa de Arealonga, en Chapela, han descartado que éste actuara bajo los efectos de las drogas o del síndrome de abstinencia y que estuviera profundamente ebrio. Además, dos psiquiatras forenses, que al igual que sus colegas han declarado como peritos en el juicio con jurado que acoge la Audiencia de Pontevedra, han afirmado que el trastorno de personalidad disocial que padece José Luis L.P. no llega a condicionar su percepción de la realidad y su voluntad de acción.

En la tercera sesión del juicio también han declarado los forenses que participaron en el levantamiento del cadáver y en la posterior autopsia. Han corroborado que el disparo que recibió Daniel B.P. fue a bocajarro, pues de hecho tenía una marca en el pecho del cañón del revólver, además de por restos metálicos hallados en su ropa, y que la bala le atravesó y rompió el corazón, y también afectó a su pulmón derecho antes de salir por la espalda.

Se trató, pues, de una herida "mortal de necesidad", ha enfatizado uno de los forenses, que ha añadido que por la tipología de las lesiones que produjo el tiro se puede inferir la velocidad del proyectil y, por extensión, la potencia y el tipo de revólver empleado, compatible con el que le intervino la Policía al acusado.

El acusado no consumió cocaína, heroína ni cannabis la noche del crimen ni hasta dos días antes

Las declaraciones de los peritos han contradicho la tesis que sostiene la defensa, que al acusado se le debe aplicar la circunstancia atenuante completa de intoxicación o síndrome de abstinencia y por el trastorno descrito. Tanto el médico que atendió al acusado en un punto de atención continuada como el forense que lo examinó a las 24 horas del crimen han reseñado que aquél no presentaba síntomas de estar drogado ni borracho, ni que sufriera el síndrome de abstinencia, y que era consciente de las circunstancias y coherente en su discurso.

Ha indicado que a partir las muestras de orina que obtuvieron del acusado se puede concluir que no consumió cocaína, heroína ni cannabis la noche del crimen ni hasta dos días antes, igual que los ansiolíticos, antidepresivos y la metadona que tenía prescritos. En la muestra de pelo que se le extrajo, que retrotrae el rastreo hasta un mes, sí se detectaron trazas de las dos primeras sustancias estupefacientes.

El trastorno de la personalidad disocial que padece está derivado de su trayectoria vital, con constantes entradas y salidas en prisión

En cambio, una profesional del centro contra la drogodependencia Cedro, al que José Luis L.P. estaba adscrito, citada por la abogada de la defensa, ha relatado que el acusado no dio positivo en ninguna droga desde al menos un año antes del crimen.

Las psiquiatras forenses que evaluaron a José Luis L.P. han explicado que el trastorno de la personalidad disocial que padece está derivado de su trayectoria vital, con constantes entradas y salidas en prisión y una drogodependencia prolongada, y tiene como principal manifestación falta de empatía y frialdad.

El fiscal pide para José Luis 42 años de cárcel

A preguntas de la abogada de la defensa si una discusión con la víctima mortal pudo actuar como desencadenante de un "arrebato" atribuible a este trastorno, una de las especialistas ha dicho que no y ha considerado "desproporcionada" la reacción del acusado. También han recordado que éste no tiene diagnosticado ningún trastorno del control de los impulsos.

En cuanto a si el hecho de que el acusado llevara sin tomar metadona al menos cuatro días pudo influir en su comportamiento, han indicado que la cantidad que tenía prescrita era tan baja que el síndrome de abstinencia asociado habría sido "muy leve". En todo caso, las especialistas se han remitido a la ausencia de síntomas de que sufriera el popularmente conocido como "mono" cuando fue evaluado a las 24 horas, tales como sudoración, temblores, náuseas, dilatación de la retina o dolores, todos ellos perdurables "días, incluso semanas", ha apuntado uno de los médicos que lo vio.

El fiscal pide para José Luis L.P. 42 años de cárcel por dos delitos de asesinato, uno en grado de tentativa, otro de tentativa de homicidio y otro de tenencia ilícita de armas con el agravante de reincidencia. 

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