Abdul Hadi Sadoun, poeta: "El escritor debe creer que una palabra puede cambiar el mundo"

Tras pasar por el taller de traducción de San Simón, el autor iraquí, enamorado de Galicia, vuelve para un recital en la Canteira de Paredes
Abdul Hadi Sadoun (Bagdad, 1968) con Xoán sen medo en San Simón. CEDIDA
photo_camera Abdul Hadi Sadoun (Bagdad, 1968) con Xoán sen medo en San Simón. CEDIDA

Vuelve usted este martes (20.00 horas, entrada libre) a Galicia para ofrecer un recital en un espacio muy particular, la Canteira de Paredes, en Vilaboa. ¿Cómo es esto?
Todo esto ha sido cosa de mi amigo Pepe Cáccamo. El año pasado coincidimos en el taller poético de traducción que se celebra cada año en la Illa de San Simón, donde se encargó de traducir mi obra al gallego, y a partir de ahí se gestó esta otra actividad. Hablaré en ella de la poesía árabe en general, de la irakí en particular y ofreceré un pequeño recital.

Efectivamente usted participó en 2018, junto a autores indios, alemanes y portugueses, entre otros, en el taller de traducción que dirige Yolanda Castaño en San Simón.
Exacto. Constituye una oportunidad enorme para juntar poetas en distintos idiomas. Discutimos mucho sobre poesía, sobre las diferencias entre la que se hace entre un país y otro, y, al mismo tiempo, nos traducimos mutuamente. Mientras Pepe Cáccamo me traducía al gallego, yo me encargaba de traducir a otros poetas al árabe.

¿Cómo es la literatura iraquí? Al pensar en ella, vienen a la cabeza la tradición persa, el erotismo, Las mil y una noches... ¿Son tópicos?
No, no son tópicos. Todo lo que has mencionado son pilares de nuestra literatura. Yo destacaría por encima de todo la importancia de la poesía. El diwan es el eje central de la literatura árabe. A lo largo del siglo XX, un grupo de poetas se ha encargado de renovar el género en Irak y hoy se escribe una poesía muy similar al verso libre que se puede encontrar en cualquier otro país.

¿Y su poesía en particular? ¿Qué diría que la define?
La verdad es que me cuesta mucho referirme a mi propia poesía. Además de poeta, soy narrador. E hispanista. He tenido la suerte de conocer la poesía de todas las lenguas oficiales de España. Esto me ha influido mucho. Mi estado como autoexiliado durante la dictadura de Sadam Husein también me ha marcado profundamente. El exilio, como la vida y como la muerte, está muy presente en mi trabajo. Aunque, en realidad, son temas que han marcado profundamente a toda mi generación en Irak. Incluso me atrevería a decir que son temas universales.

¿Cómo un autor iraquí se convierte en hispanista?
Antes de estudiarla y traducirla, ya conocía muy bien la literatura latinoamericana y española. Sentía profunda admiración por el realismo mágico, la poesía de Machado o Lorca... A mayores está la cuestión de que este país, España, me aceptase como exiliado.

Me ha encantado escuchar mi poesía en gallego. Ha sido un regalo. Me enamoré de vuestro acento hace muchos años

¿Nuestras culturas son tan diferentes como puede parecer?
Sí, somos muy diferentes. Y, al mismo tiempo, tenemos muchas cosas en común. Tenemos los mismos sentimientos, venimos de las mismas circunstancias. España e Irak conocen lo que es una guerra civil y una dictadura. Todo este sufrimiento nos une de alguna manera.

Ha traducido al árabe a Bécquer, a Machado, a Alberti... Hasta El lazarillo de Tormes. ¿Fue este último especialmente complicado?
Traducir es siempre complicado, porque tienes que conocer bastante bien las dos lenguas que estás manejando. Pero el caso del Lazarillo no fue especialmente difícil. La novela picaresca hunde sus raíces en la cultura árabe e islámica. Muchos investigadores creen que los musulmanes de Al-Andalus fueron claves a la hora del nacimiento del género en la literatura española. Este tipo de relato está directamente entroncado con la tradición de mi zona.

Ha dicho que se considera heredero de Cervantes.
¡Ya me gustaría ser heredero de Cervantes! Ojalá pudiese llegar a hacer algo minimamente parecido a lo que hizo el genio. Me siento heredero porque le admiro muchísimo. Para mí tanto el Quijote como las Novelas ejemplares son un culmen de la literatura. Debería ser una lectura obligatoria cada cierto tiempo. Cervantes nos enseñó a hacer ficción.

"Quiero pensar que la palabra tiene esa fuerza mágica de cambiar el mundo". Sin embargo, lo cierto es que la fuerza bruta, la violencia, lo ha cambiado mucho más. No solo en Irak, también en España, en Latinoamérica, en África...
Ciertamente. Pero cualquier escritor cree que la palabra puede cambiar el mundo. Debe creerlo. Tiene que hacerlo. Uno escribe pensando que quizás una palabra puede cambiar las cosas. Quizás no el mundo, pero sí a una persona. Y el cambio de una sola persona, al final, puede ser determinante. Si no se confiase en eso, en el poder de la palabra, no merecería la pena dedicarse a esto.

También ha dicho: "La literatura es para mí un bálsamo y un refugio".
Por supuesto. Yo estoy muy lejos de mi tierra, de mi país, un país, por cierto, que lleva tres días de revuelta de la que no se habla en ningún medio de comunicación, una revuelta de un país que lucha por la libertad y que está harto de la corrupción. Estar lejos es muy duro. Uno necesita algún tipo de bálsamo. En mi caso es la literatura. Sin ella no tendría sentido la vida. Sin la lectura y la escritura la vida estaría vacía.

¿Le gustaría volver a Irak?
Me gustaría, pero los deseos no siempre se convierten en realidad. Volví en 2010 para ver a mi familia. El país es muy diferente y yo llevo 25 años viviendo en España. Aunque quién sabe...

¿Ha escuchado su poesía traducida al gallego? ¿Cómo le ha sonado?
Me ha encantado. Me enamoré de vuestro acento hace muchos años. Escuchar mis poemas en gallego es un regalo.

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