Alberto Vázquez: ''En el fondo todos contamos una y otra vez la misma historia''

Alberto Vázquez, en su estudio en A Coruña (S.C)
photo_camera Alberto Vázquez, en su estudio en A Coruña (S.C)

Alberto Vázquez (A Coruña, 1980) ha conseguido colar a una ardilla católica en los corazones de la crítica, logrando tres candidaturas a los premios del Saló del Cómic de Barcelona con El Evangelio de Judas. Tras haber editado su cuarto álbum -después de Alter Ego, Freda y Psiconautas- mantiene que no buscará en el cómic el camino de la profesionalidad, que ha encontrado en su faceta de ilustrador. Más que nada para seguir haciendo "lo que buenamente me apetece".

(Vídeo: J.Ponce. AGN)

Pregunta: Tu último álbum está protagonizado por Judas, una 'ardilla católica'. ¿Como fue el Génesis de este personaje?

Respuesta: Judas nació en 2004, en una época en la que yo vivía en Valencia y colaboraba en el Fanzine Enfermo. Hacía varias historias cortas e intentaba experimentar un poco, buscar nuevos caminos. Como era una cosa que empezaba, más amateur, primeriza, que empezaba... no me lo tomaba como algo muy serio y daba rienda suelta a las cosas que quería probar.

Allí nació Judas, y como me gustó la primera historia que hice siguió apareciendo en los siguientes números. Salió también en el fanzine esloveno, Stripburger, y continuó hasta que al final tenía 40 páginas y dije "bueno, pues a lo mejor es hora de hacer un álbum".

P: ¿Pero por qué te decidiste por un ardilla, entre todos los posibles animales conversos?

R: Realmente no es una ardilla, es más bien un... animal extraño. Yo le llamo ardilla porque es un animal en teoría positivo, y en teoría gracioso, y en teoría bueno. Un personaje que.., bueno, ¿a quién no le gustan las ardillas?

P: Tu anterior álbum, Psiconautas lo protagonizaba Birdboy, un adolescente un tanto neurótico. ¿Se convierte en Judas cuando crece?

R: Pues podría serlo perfectamente. En el fondo casi todos los dibujantes, escritores, directores... casi siempre construyen una y otra vez la misma historia. Con distintos personajes, pero siempre reflejan unas mismas preocupaciones y obsesiones. Psiconautas y El Evangelio de Judas son complementarios en el fondo, de hecho hay bastantes paralelismos entre ellos.

Entre el cuento y la mitología
P
: ¿Por qué eliges una estética religiosa, de Evangelio, para contar esta historia?

R: Es una mezcla de todas las cosas que me gustan. Me gusta mucho el arte y los códices medievales, la estética de la alquimia, de la brujería, de los grabados... Y también la ilustración infantil clásica, los animales antropomórficos, la primera época de Disney... todo eso. El Evangelio tiene mucho de obras clásicas como Alicia en el país de las Maravillas, con esos dibujos de John Tenniel. Haces una mezcla de la imaginería que te gusta y tu estilo. Y en mi caso salió esto.

P: Hasta te dejaron usar 'tinta de oro' en la portada...

R: Sí, quería que tuviese dorados para conseguir esa estética de Códice medieval. Ya lo tenía pensado, porque cuando llevo un álbum un poco avanzado me gusta ir pensando en el concepto final del libro, no preguntarme al final cómo se va a editar, sino ir incorporando elementos acordes con la edición final. Después la editora ya se encarga de ponerte los pies en el suelo y decirte lo que se puede hacer y lo que no.

O profesionalidad, o libertad
P: ¿Cómo ves la industria? ¿Es posible vivir del cómic en España, o en Galicia?

R: Imposible no es, porque hay gente que lo hace. Pero tienes buscar otros caminos que a mi ni me interesan ni sé buscar. Hay cierto tipo de guiones y de dibujo que venden más que otros. Y si quieres vivir del cómic tienes que publicar en otros países, como Francia, Italia o Estados Unidos. Tienes que orientar tu trabajo a la profesionalidad, cosa que yo no hago. No pienso mucho en el público, es decir, no hago un cómic comercial. Hago lo que buenamente me apetece.

P: ¿No te planteas publicar en el extranjero?

R: Si compran los derechos de mi obra y me dan libertad, sí. Si me impusiesen cosas, pues ya vería. Yo veo el cómic como algo que me encanta, donde me gusta crear universos e historias. Pero no lo veo como algo de lo que viviría, no es mi fin. Y tampoco querría vivir sólo del cómic, me aburriría al final. 

P: ¿En ese sentido, para ganarte el pan, prefieres la ilustración?

R: Y con mucha diferencia. Porque, tal y como yo lo veo, no es algo tan rígido ni tan sesudo. En el cómic entran muchos factores: cómo contar una historia, como dibujarla, como componer cada plano, cada secuencia... Es una cosa bastante compleja y dura, y si tuviese que hacer algo que no me gusta, lo pasaría fatal.

En cambio la ilustración es algo más liviano... Aunque hay trabajos muy complejos, las ilustraciónes en prensa o cartelería son como pequeños ejercicios que vas resolviendo. Y además que está mejor pagado, que también es importante.

Una generación sin escuela
P
: Se habla mucho de la nueva 'hornada' de autores de cómic en Galicia. ¿Os veis como una generación?

R: Somos una generación en el sentido de que hay bastante gente de mi edad que dibuja. Pero lo que no hay es un estilo, no hay una escuela gallega ni un tipo de dibujo gallego. Cada persona coge sus influencias de donde le vienen. Unos del cómic francés, otros del americano. No hay nada parecido a una homogeneidad, y yo creo que eso es bueno.

P: Quizás falta una tradición, para crear esa escuela, ese tipo de dibujo...

R: No sabría decir cual es el motivo... Aquí tenemos una tradición que viene de la escuela Bruguera, del tipo de gráfica de la primera etapa del TBO. Pero no hay una escuela que haya continuado eso. En Galicia tenemos dibujantes clásicos, pero yo creo que no han influenciado a las nuevas generaciones, si se les puede llamar así.

P: ¿Y quienes han sido tus influencias?

R: Pues las mías son muy dispares; desde cómic americano underground, al cómic francés... Pero todos los dibujantes que me interesan son aquellos capaces de crear unos universos bastante particulares. Me gusta desde Robert Crumb, a Max Anderson, pasando por Blanquet, por Charles Burns... Y por tantos otros, siempre me olvidaré de muchos.

Convivencia entre el ordenador y el pincel
P
: ¿Como es tu proceso de trabajo? ¿Lo han cambiado las nuevas tecnologías?

R: Es imposible no utilizar el ordenador, porque a las editoras les envías todo por e-mail o por CD, pero yo bsicamente lo hago todo a mano. En el ordenador escaneo los trabajos, ajusto alguna cosilla, como los niveles de color y compongo la página. Pero el 90% del trabajo es tradicional.

P: ¿Y te planteas hacer algún trabajo orientado a la red?

R. No tengo pensado nada específico. Tengo mi página web y me planteo hacer algún proyecto de animación, o algo diferente, y por qué no para la web. Pero algo específico, como un cómic on line, no lo he pensado. Más que nada porque me apetece descansar de dibujar cómics. Una temporada larga.

P: Judas te ha dejado saturado...

R: Es que es un proceso muy largo, entre que piensas la idea, empiezas a dibujar, paras una temporada, lo vuelves a coger... Si quieres que el álbum avance, tienes que ponerte tooodos los días; y aún así la cosa avanza muy lento, muy leeento... No ves nunca el final. Te entra la impaciencia, se te meten encargos por medio, y al final da la impresión de que hacer diez páginas es un mes... Te absorbe mucho.

Por eso lo voy a llevar con calma y ser más selectivo. Mientras era estudiante publicaba en un montón de revistas y fanzines, en todas partes. Ahora tengo que vivir de mi trabajo, y como el cómic no se paga mucho, o directamente no se paga, pues es lo que hay.

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