''Debería asegurar mi voz, como hizo Jennifer López con su culo''

Nacer en un sitio que se llama Ladrido no anima para ser cantante. Pero Borja Quiza no se lo pensó y ahora es una de las estrellas fulgurantes de la ópera a nivel mundial. Tanto que su hermano le pidió una fecha libre en su agenda para que no faltase a su boda en Chicago.

Una profesora hizo ver a Borja Quiza (Ladrido, Ortigueira, 1982) que podía vivir de una de sus numerosas aficiones: cantar. El coruñés cantaba en un coro, mientras estudiaba ingeniería informática y practicaba esgrima (fue subcampeón de España júnior), entre otras cosas. Estos días actúa en Roma y sabe lo que va a hacer hasta 2012 ''porque acabo de firmar unos contratos para el Liceo de Barcelona''. Carlos Saura lo escogió para el papel de su nueva película, ‘Io, Don Giovanni’. Entre que lo descubrió su profesora y su actualidad de ser uno de los barítonos de mayor proyección internacional han pasado sólo siete años.

Pregunta: Y dice usted que no iba para cantante...

Respuesta: No es que no me viese como cantante, es que no me lo había planteado. Siempre me gustó mucho cantar; de hecho, estudié piano. Tengo recuerdos de Ladrido cantando con mi abuelo y sus amigos gallegadas, como ‘Pousa, pousa’, y también rancheras y habaneras; el típico repertorio de toda la zona norte de Galicia.

P: Un repertorio poco operístico...

R: Sí, eso vino mucho después. Empecé en el Coro Municipal de A Coruña, pasé por ‘Follas Novas’ y llegué al coro de la Orquestra Sinfónica de Galicia, que, a cambio de participar, nos daba cursos. Fue en el 2000 cuando la profesora Noela Soto me animó a dedicarme a cantar, que era algo que no me había planteado.

Un 'maquero' que canta ópera
P: Iba para informático.

R: Sí, y sigue siendo mi segunda pasión. Asesoro a toda mi familia. Por cierto, me he hecho ‘maquero’.

P: Y como buen converso al Macintosh no querrá saber nada del PC.

R: Pues no, no vuelvo. Tengo un ‘mac’ portátil que es mi televisión, mi vídeo, mi oficina,...

P: ¿Que va a ver esta noche?

R: ‘Dexter’.

P: Una serie sobre un asesino en serie. Demasiada sangre para cenar, ¿no?

R: No es para tanto. Tiene un humor negro tremendo.

P: Cuando practicaba esgrima no hacía sangre. ¿Qué le atraía de ese deporte?

R: Pues probé muchos, y cuando digo muchos es muchos y me atrajo la esgrima porque entran en juego cuerpo y mente. Es un deporte más complejo de lo que la gente piensa. A mí me gustan los retos y lo complicado, y la esgrima no se termina de estudiar.

Asalto a la fonoteca
P: Con lo que si terminó es con los fondos operísticos de la Fonoteca Municipal coruñesa.

R: Era un género que no conocía. Yo estaba en el coro de la Sinfónica y me seleccionaron para el Festival Mozart. El escenario, los aplausos, la música, el teatro,... entré en la ópera a lo bestia. Y, luego, soy de meterme de lleno en lo que me interesa, por lo que me fui a la fonoteca para aprender sobre ópera.

P: Sus inicios fueron en la zarzuela.

R: La zarzuela no está separada de la ópera, un cantante lírico lo es de ambos géneros. Lo que aprendí con la zarzuela es el teatro, a moverme en el escenario, a responder a las reacciones del público.

P: ¿Le sirvió para el cine?

R: Como hice mucha zarzuela, en la que también hay una parte de texto hablado, pues dicen que tengo intuición teatral. Por eso me llamó Saura. Trabajé con él porque me había visto en un DVD justo cuando hacía el cásting, lo que coincidió con que tenía un mes y medio libre. Pero fue de un día para otro: me llamó y al día siguiente estaba en Roma para los ensayos.

P: La forma de trabajar es totalmente distinta a la de la ópera.

R: Sí, cuando me empezaba a encontrar cómodo se acabó. Los del teatro tenemos la ventaja de que sabemos dónde tenemos que colocarnos, porque siempre estamos buscando el foco, pero Saura nos reñía porque nos separábamos mucho y no le entrábamos en cámara.

P: Lo peor del cine es madrugar.

R: ¡Con mucha diferencia! A un cantante de ópera siempre se le respetan las mañanas. Durante el rodaje venían a buscarnos a las cinco y media de la mañana para someternos a dos horas de maquillaje y peluquería.

La voz, una obsesión
P: La voz no estaría en sus mejores días con esos disgustos matutinos.

R: La voz es la obsesión del cantante. Lo primero que hago al despertarme es probarla.

P: ¿Y si está mal?

R: Eso es desesperante. Los días son muy largos cuando tengo la voz mal. Lo único que puedo hacer es aplicar la técnica para compensarlo.

P: Será duro sufrir eso en la soledad en la que viven los cantantes internacionales como usted.Su vida es un continuo viaje, imagino.

R: Sí, desde hace seis años recibo el correo en Madrid. Allí está mi mujer, que es bailarina; por lo que nos vemos poco. [Alfredo] Kraus siempre decía que los cantantes de ópera parecen gente histriónica, pero es que el cantante sufre mucha soledad y es muy fácil que se le vaya la cabeza.

P: ¿Y cómo lleva saber lo que a hacer cada día hasta 2012 cuando todavía faltan tres años?

R: Mi profesión me fascina, pero tanta responsabilidad causa algo de temor. Si no sé como voy a tener la voz mañana, si voy a poder responder a las exigencias que me hacen, es imposible saber cómo la tendré en 2012. Procuro no pensar en eso. Debería asegurarme la voz como hizo Jennifer López con su culo. ¿Sabe de algún cantante que se asegurase las cuerdas vocales?

P: No soy el más indicado para contestar a eso.

R: Ya.

Comentarios