Los Bravú viajan a Senegal

El dúo artístico formado por el marinense Diego Omil y la salmantina Dea Gómez muestra su trabajo en la Bienal de Arte Africano Contemporáneo de Dakar ▶ Su próxima exposición en Galicia se inaugura el 26 de mayo en la Galería Trinta de Santiago
La obra 'Retrato ecuestre en Gandiol', que Los Bravú mostrarán en la Bienal de Dakar. DP
photo_camera La obra 'Retrato ecuestre en Gandiol', que Los Bravú mostrarán en la Bienal de Dakar. DP

Los Bravú, el dúo artístico que forman Diego Omil (Marín, 1988) y Dea Gómez (Salamanca, 1989), expondrán su trabajo en la Bienal de Arte Africano Contemporáneo de Dakar, que se celebrará entre el 21 de mayo y el 19 de junio. Allí se podrá una pieza audiovisual y una serie de pinturas, resultado de una residencia artística que los dos creadores realizaron a finales de 2019 en Senegal, becados por la Fundación Ankaria, junto a otros artistas españoles como Avelino Sala, Paula Anta, Julio García Falagán, Arturo Comas y Chus García Fraile.

"Nuestro proyecto estaba centrado en la música", cuenta Diego Omil. "Senegal es un país africano donde la música le da sentido a todo. Así como en Europa todo gira alrededor de la imagen, incluso decimos que ‘vamos a ver’ un concierto, no a escucharlo, allí todo gira alrededor del sonido. Así que usamos ese hilo conductor en nuestra investigación". 

Senegal es un país africano donde la música le da sentido a todo. Así como en Europa todo gira alrededor de la imagen, incluso decimos que ‘vamos a ver’ un concierto, no a escucharlo, allí todo gira alrededor del sonido.

El creador relata que se acercaron a chavales que hacían rap, al mbalax, "que es una mezcla de folclore y pop", al baile... "A partir de ahí desarrollamos dos proyectos, uno documental basado en entrevistas en las que se hablaba de lo que significa la música, y otro de pintura, centrado en retratos de personas que conocimos allí y con las que convivimos". Dice que les interesaba captar la mezcla cultural y social de Senegal. "Fundamentalmente lo que nos interesaba era eso, la combinación entre su propia cultura y lo que les viene de fuera, algo que se aprecia, yo qué sé, incluso en su forma de vestir, un mix muy curioso, en el que caben desde sus estampados tradicionales hasta zapatillas de Nike". 

Los Bravú es un dúo artístico que nació hace ocho años vinculado al ámbito del cómic, los fanzines y la ilustración. "En un momento dado, sobre todo tras pasar por la Academia de España en Roma, dimos un giro hacia la pintura contemporánea". En la actualidad trabajan con las galerías Trinta y Yusto Giner, en España, y con Lyle O. Reitzel, en la República Dominicana. Precisamente, su próxima exposición será en la galería Trinta de Santiago. Inauguran el 26 de mayo.

Nos interesaba la combinación entre su propia cultura y lo que les viene de fuera, algo que se aprecia incluso en su forma de vestir, un mix muy curioso, en el que caben desde sus estampados tradicionales a zapatillas Nike.

"Queríamos formar un colectivo para trabajar juntos, pero no queríamos ser Dea Gómez y Diego Omil, sino dar con un nombre que nos identificase a los dos", recuerda el artista marinense. "Porque una cuestión importante es que compartimos todo el proceso creativo. No hace Dea una cosa y yo otra". La elección del nombre dice que tiene que ver con que se enfocaban en artes muy poco digitales. "Buscábamos algo relacionado con lo salvaje, con lo bravío y salió bravú, que además para mi generación en Galicia fue realmente una gran influencia".

Hace nada su trabajo apareció en los medios de comunicación porque han realizado una intervención en La Casa de la Música de Madrid, en plena Gran Vía. Se trata de un mural, comisariado por La Casa Encendida, que ocupa 170 metros cuadrados. Un poco más atrás, durante la cuarentena, otro proyecto suyo también saltó a los medios. "Nos pilló en Londres y nos quedamos sin material. Solo teníamos unas libretas en casa así que nos pusimos a dibujar. Lanzamos una propuesta: que la gente nos enviase fotos posando desnuda en su habitación y nosotros la retratábamos. Pensamos que iban a contestar cuatro amigos, los que quizás tenían más confianza con nosotros, y recibimos más de 200 imágenes. Fue un ejercicio muy bonito. Mucha gente se enfrentó por primera vez a su propio desnudo a partir de la propuesta". La idea es hacer algo con todo aquel material, aunque, por el momento, lo están dejando reposar. "Es un material delicado, íntimo, que hay que tratar con cuidado. Nos gustaría recuperarlo cuando salgamos del empacho este de la pandemia".

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