Breve historia de la eyaculación femenina

La abogada y psicóloga pontevedresa Patricia Rivas publica Historia de la acuación. Arqueología de un silencio, una obra que reivindica el placer sexual femenino más allá de "los contenidos misóginos de los discursos hegemónicos" ▶La presenta este viernes en Cronopios
 
Patricia Rivas acaba de publicar el libro sobre el squirt 'Historia de la acuación. Arqueología de un silencio'. DAVID FREIRE
photo_camera Patricia Rivas con su libro 'Historia de la acuación. Arqueología de un silencio'. DAVID FREIRE

"En Ruanda, Uganda y el este de Kenia, a la técnica que favorece la 'acuación', el orgasmo y la eyaculación femenina se la denomina Kunyaza y está considerada patrimonio cultural. Aquí permanece en los márgenes de la aceptabilidad social: la pornografía", explica la abogada y psicóloga Patricia Rivas (Pontevedra, 1968), autora del libro Historia de la acuación. Arqueología de un silencio (Ménades Editorial, 2021). Hija del exalcalde José Rivas Fontán, este viernes 4 de marzo (19.00 horas, entrada libre hasta completar aforo) presenta esta obra, de la que ya prepara una segunda parte. Será en la librería Cronopios, en un acto en el que participarán la propia autora, la escritora y articulista Ana Esteban y el traductor y psicólogo Roberto Plaza.

Patricia Rivas cuenta que conoció el término squirt (o eyaculación femenina caracterizada por una gran cantidad de fluido) hace diez años y se sorprendió de no haberlo escuchado antes. "Es curioso: lo conocen muchos más hombres que mujeres porque hoy en día está asociado a la pornografía", explica. A partir de ahí empezó a investigar sobre él. Hasta el punto de acabar dedicándole, en 2019, su Trabajo de Fin de Grado (TFG) en Psicología, que tituló La construcción social del placer sexual femenino en Occidente: el caso de la acuación.

Lo que deben saber las mujeres es que tienen tanto derecho a manchar la cama como ellos, por mucho que solo hayamos sido educadas para limpiar

"¿Cómo puede ser que a día de hoy tengamos un robot en Marte, pero desconozcamos el cuerpo de las mujeres? ¿Cómo puede ser que la gran mayoría de las mujeres a las que les pasa esto se avergüencen porque creen que se han orinado? Y lo que es peor: ¿cómo puede ser que precisamente muchos ginecólogos sigan diagnosticándolas y tratándolas como si tuviesen incontinencia urinaria?". La autora reflexiona sobre todas estas cuestiones y las relaciona directamente con el silencio y el desconocimiento social que rodean la sexualidad y el placer femeninos. "Me di cuenta de que era una realidad que estaba ahí que generaba un gran sufrimiento, cuando lo que deben saber las mujeres es que tienen tanto derecho a manchar la cama como ellos, por mucho que solo hayamos sido educadas para limpiar y nunca para manchar. Basta ya de estar siempre conteniéndonos".

Patricia Rivas empezó entonces a documentarse sobre la acuación, un neologismo que ella misma ha acuñado para referirse a esta eyaculación femenina. "Propongo ese término para substituír ‘eyaculación femenina’ porque es un oxímoron y porque ya está bien de que la realidad que afecta a las mujeres sea siempre una especie de subdelegación de la realidad masculina". Dice que arrancó con Coño Potens, de Diana J. Torres, y acabó revisando textos de Plutarco y Aristóteles, sin prácticamente obviar ninguna referencia a la sexualidad femenina a lo largo de la historia médica, de Galeno a Foucault. Su libro termina con diez páginas de bibliografía y ella misma salpica la conversación de referencias directas a unos y otros. "Yo sabía que este tema o lo trataba con un rigor extremo o se iba a tomar a chanza", explica.

Tenemos el coño lleno de nombres de señores: de las trompas de Falopio a ese invento que es el ‘punto G’ de Gräfenberg pasando por las glándulas de Bartolino y las glándulas de Skene. Nuestra vagina es como África, llegaban y colonizaban.

La autora documenta como ha sido tratada la acuación a lo largo de la historia, desde los antiguos griegos hasta la actualidad. Y, al mismo tiempo, explica por qué el tratamiento del tema cambia radicalmente en el siglo XVII. "El semen femenino aparece referenciado en textos desde el siglo VI a.C. El propio Galeno habla expresamente de él. Y esto es así hasta el siglo XVII, cuando el descubrimiento de los espermatozoides en el semen masculino lo cambia todo", cuenta. "En definitiva, el contenido androcéntrico y misógino de los discursos que han sido considerados hegemónicos en la construcción del conocimiento en Occidente ha sido determinante para definir la sexualidad femenina, para decirle a las mujeres lo que eran y lo que no eran".

Y hace un último apunte en este sentido: "No hay más que ver que tenemos el coño lleno de nombres de señores: de las trompas de Falopio a ese invento que es el ‘punto G’ de Gräfenberg pasando por las glándulas de Bartolino y las glándulas de Skene. Nuestra vagina es como África, llegaban y colonizaban".

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