Coixet rescata la crisis del Prestige y su gestión política en un documental

La cineasta Isabel Coixet rescatará, en su próximo documental, la crisis del Prestige y la marea negra en las costas gallegas, al cumplirse diez años del desastre ecológico y en un momento en que la directora catalana cree que "personas que cometieron entonces errores vuelven a estar en el Gobierno".

La reciente ganadora del premio Goya al mejor documental reafirma con este proyecto su confianza en este género y en la temática medioambiental, que exploró en 2011 con su trabajo Aral, the lost sea, que se estrena hoy en Estados Unidos. El documental sobre la desertización del mar de Aral llega a las pantallas de Washington dentro de la vigésima edición del Festival de Cine Medioambiental y de la mano del programa cultural de la Embajada española en EEUU, Spain Arts & Culture.

La directora barcelonesa explica, en una entrevista con Efe, que la progresiva desaparición de este mar entre Kazajistán y Uzbekistán es "una conjunción de problemas medioambientales y de errores políticos", ya que, tras el desastre ecológico, latía la decisión de desviar dos ríos y primar el cultivo del algodón.

Ahora rueda su nuevo proyecto en Galicia sin renunciar al género documental ni a la temática medioambiental, que la cineasta considera estrechamente vinculada a la gestión de los gobiernos. "Es una historia sobre los voluntarios del Prestige, pero es imposible hablar de ello sin relatar los errores políticos de alejar el barco de la costa sin haber escuchado voces con experiencia y sentido común que decían que debía acercarse", alega Coixet. "Las cosas deben recordarse", explicó, y para ello ha encontrado en el género documental una forma de "estar en contacto con la realidad sin toda la artificialidad que implica un gran rodaje".

La autora de filmes de ficción como Mi vida sin mí confía en que, a través del documental, podrá "incorporar todo lo que la sociedad está viviendo, el fin del Estado del bienestar y de cosas que se daban por hecho hasta ahora".

Coixet dice desentenderse de ciertas críticas del sector cinematográfico a su reciente premio Goya por el documental Escuchando al juez Garzón, una producción en blanco y negro basada en la entrevista del escritor Manuel Rivas al exmagistrado de la Audiencia Nacional. A las voces que califican el galardón de politizado, Coixet responde: "Puede gustar lo que haces o no, pero pienso que no caben dudas sobre una figura con la influencia universal de Baltasar Garzón, que tiene el respeto de muchísima gente, respetado por juristas de todo el mundo".

Aral, the lost sea es una cinta austera y sufrida que se aproxima a ese mar asiático convertido en desierto, que ha perdido su agua en una distancia equivalente al trayecto de Barcelona a Mallorca. "La sensación era estar en un gran cementerio", explica al recordar el rodaje entre kilómetros de tierra y esqueletos de barcos en medio de un desierto que fue mar.

Pese a sus recientes andaduras en el documental, Coixet cuenta que tiene acabados tres guiones de ficción y todo apunta que el más inmediato es el ambientado en la británica ciudad de Cardiff y se titulará Panda eyes (Ojos de panda).

De momento, en Galicia, esta semana entrevistó a un asiático que llegó a España para hacer de voluntario en la crisis del Prestige de 2002 y se quedó a vivir en el país. Es, como el mar de Aral, de Uzbekistán: casualidades con puntos en común, opina Coixet.

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