''Con la pintura quería devolver la dignidad a los torturados en Irak''

El artista colombiano, Fernando Botero, en Vigo (Foto: Carlos Fernández. AGN)
photo_camera El artista colombiano, Fernando Botero, en Vigo (Foto: Carlos Fernández. AGN)

Sus voluminosas figuras ocupan desde este martes y hasta el 1 de febrero la Casa das Artes de Vigo. El colombiano Fernando Botero viajó hasta la ciudad olívica de la mano de la Fundación Caixa Galicia para presentar sus series más recientes, 'Abu Ghraib', sobre las torturas de los norteamericanos durante la Guerra de Irak, y 'El Circo', en el que retrata con su particular visión el mundo de los contorsionistas, los payasos, los malabaristas, los equilibristas...

Para el artista, la serie de 'El circo' supone "una cura", una "celebración a la vida" tras 'Abu Ghraib', una serie que constituye una denuncia sobre los horrores perpetrados en Irak por Estados Unidos y que lo llevó a una "actividad frenética" entre 2004 y 2005 que le iba "descargando de sufrimiento". "Fueron hechas sin ánimo de lucro", explica el artista que renunció a beneficiarse del sufrimiento ajeno y decidió donar las obras a la universidad californiana de Berkeley. "El arte no puede cambiar el mundo, qué más le gustaría a Picasso cuando pintó el Guernica, pero Franco siguió en el poder unos cuantos años más; el que puede cambiar las cosas es Obama", concluye el pintor y escultor.

Pregunta: Los personajes de 'El circo' están envueltos en un entorno de felicidad e ilusión pero mantienen una mirada ausente, con una expresión melancólica...

Respuesta: Yo nunca he pintado con sonrisas ni caras de felicidad porque creo que la no expresión es una expresión, como se ve en el arte egipcio. La cara de las esculturas egipcias, que están como mirando al vacío, parece que tienen gran misterio, lo cual resulta muy atractivo. Están como elevados.

P: Por otra parte, en 'Abu Ghraib', la mayoría de los torturadores aparecen fuera de plano...

R: Sí, en realidad yo no quería poner insignias de que fueran estos o los otros, porque en realidad era como una condena en general a las torturas. No quería hacer una cosa con nombre propio, porque en cierta forma le quitaba perennidad a la denuncia. Por otra parte estaba muy interesado en darle dignidad a los torturados. Me interesaba mostrar que esta gente dentro de su forma de pensar y de su obsesión religiosa, tenía una gran dignidad que se la negaban estos terribles americanos.

P: No eran los verdaderos torturadores...

R: En este caso, era una tortura ordenada desde los más altos niveles. Al mismo tiempo, mostraba ese desprecio que tienen los americanos por todo lo que no es americano. Los soldados americanos llamaban a estos iraquíes, hombres mayores, religiosos, dignos, "cabezas de harapo". Esa manera de expresarse llevaba a la tortura, porque sienten un desprecio muy grande por la dignidad y la cultura de las personas. Yo quería mostrar que era gente muy digna, darles de nuevo dignidad.

''Siempre hay un placer estético, aunque el tema sea dramático''
P:
El tema de las torturas, los desastres de la guerra, tienen grandes ejemplos, como en el caso de Goya o Picasso, pero no es frecuente en la pintura...

R: Si uno mira panorámicamente la historia del arte, ha habido más temas amables que dramáticos. Ha habido pintores que se han especializado en el drama como Grünewald o Brueghel, pero uno ve una mayoría de temas amables de la pintura, porque el arte existía para dar placer y una parte del placer era el tema. Cuando uno ve las Meninas uno está fascinado por cómo está pintado, pero ese grupo de niños tienen una ternura y un encanto especial. El placer que dan las Meninas no es sólo por la forma en que está pintado, sino también por la ternura del tema. Muchos temas de la historia de la pintura son tiernos o atractivos o más bien amables. Vermeer, Velázquez, Boticelli, los impresionistas... son pinturas hechas sobre un tema muy amable porque el objetivo era dar placer.

P: Es difícil encontrar la belleza en la crueldad humana...

R: Es que cuando uno mira un cuadro hay dos grados de placer: está el placer estético, del deleite de una obra como está pintada y después el tema, que hace muy atractiva la pintura. En los cuadros dramáticos hay la misma intensidad estética, porque interesa la composición, el color, ... pero el tema no es agradable. Pero hay un placer estético, aunque el tema es dramático. Hay dos fuentes de placer: el tema y la pintura misma. Los impresionistas, por ejemplo, no sólo pintaban maravillosamente, sino que presentaban un aspecto positivo de la vida que era atractivo. La mayor parte de mis cuadros han mostrado un aspecto más bien amable por convicción de la realidad, pero hay paréntesis en que uno hace cosas más bien desgarradoras pero que encierran el mismo interés en la pintura que cuando pinto otro cuadro: el color, la composición, el dibujo...

P: Con 'Abu Ghraib', ¿busca más bien la denuncia, el testimonio histórico, la movilización...?

R: Sí, una denuncia, un testimonio histórico,... Es el objetivo en general de los cuadros dramáticos.

''Siempre pude vivir del arte, a veces pobremente, pero siempre''
P:
Empezó pintando cuadros de toros, la violencia ha estado presente desde el principio de su carrera...

R: Sí, era aficionado a los toros y cuando estaba en la escuela, un día hice una acuarela. Así empezó mi afición por la pintura, pero el día en que me convertí en artista, es el día en que uno hace arte por el arte, como es la naturaleza muerta.

P: ¿Siempre pudo vivir del arte?

R: Siempre pude vivir del arte, a veces pobremente, pero siempre. A los 17-18 años yo era ilustrador de la página literaria del principal periódico colombiano. Con eso me ganaba unos pesos. Y a los 19, me dediqué ya totalmente al arte. Mi primera exposición fue ya a esa edad y pude continuar pintando. Tengo la suerte de que nunca tuve que hacer nada fuera de pintar. A veces vivía al mínimo de las posibilidades económicas, y otras vivía más ampliamente, pero nunca tuve que hacer nada distinto de pintar.

P: Desde los 18 años que se dedica a esto hasta hoy que anda por los 76, ¿cuáles son los consejos que les transmitiría a las nuevas generaciones?

R: El artista tiene que cargarse de razones intelectuales para hacer lo que hace. Es muy importante leer la correspondencia a los grandes pintores, porque uno lee la correspondencia de Cézanne o de Delacroix, y eso es tan importante como saber dibujar o aprender a dibujar, porque una cosa es saber dibujar y otra dibujar bien. El dibujo que está cargado de razones intelectuales es el que vale como arte. Es muy importante llenarse de razones intelectuales, y al mismo tiempo ejercer hasta conseguir cierta técnica, pero más importante es la razón intelectual en el arte.

P: ¿En qué trabaja ahora?

R: Ahora estoy metido en el tema del circo, porque es un tema que me apasiona, que ha sido tratado por grandes pintores, conocidos y no conocidos, y es un tema que me da una gran libertad, como si fuera un pintor abstracto, y en el que puedo usar toda clase de colores, aptitudes, composiciones... Y te permite expresar un sentimiento poético, el de la vida nómada.

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