El Liliput de la Costa da Morte

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Un empresario de Zas está recreando a pequeña escala la aldea en la que nació hace 72 años y va camino de construir en Galicia el equivalente del turístico del Portugal dos Pequeninhos.

De paso por Baio, parroquia del ayuntamiento coruñés de Zas, uno llega a sentirse por un rato como Gulliver en uno de sus viajes. Y es que al abandonar la carretera y adentrarse unos metros en el monte una incipiente recreación en miniatura de una aldea gallega  permite a la mente viajar hasta el mítico Liliput.

A falta de liliputienses, protagonistas de la novela de Jonathan Swift, el personaje principal de esta historia es Maximino Sousa, de 72 años, estatura normal y conocido en la Costa da Morte y en A Coruña por ser el dueño de la autoescuela que lleva su apellido.

Un proyecto inacabado... hace diez años
Hace una década que este empresario decidió recrear la pequeña escala la casa de sus padres y parte de la aldea de Vimianzo en la que dio sus primeros pasos, incluída la iglesia a la que acudía a la misa cada domingo.

"Quería reconstruir la casa y el pueblo donde nací, pero tenía tanto trabajo en la autoescuela que no pude terminar el proyecto", explica Sousa.

Proyecto al que ahora decidió dar un impulso aprovechando que "los hijos atienden cada vez más el negocio y empiezo a tener tiempo libre para mí". Así, tiene claro que muchas de sus horas las invertirá a partir de ahora en acabar la reproducción de la pequeña aldea en la que nació, para lo cual contará con la colaboración de expertos canteros.

'Quedará bien bonita'
Por el momento, el viajero que se acerca a Baio puede contemplar tres casas de una piedra de menos de dos metros de altura y con acabados cuidados hasta el último detalle.

Eso sí, por dentro sólo una está acondicionada con azulejos y hasta un inodoro, por lo que Maximino admite que aún "queda mucho trabajo por hacer", si bien augura que "quedará bien bonita".

El núcleo lo completa una iglesia en miniatura hecha de bloques, donde el visitante puede fotografiarse posando a la altura del campanario, ofreciendo la oportunidad de pasar un divertido rato como en el Portugal dos Pequeninhos, en el país vecino.

¿Futuro destino turístico?
De hecho, en el futuro no sería raro que esta original iniciativa se convirtiera en un destino turístico en la Costa da Morte del mismo orden de la diminuta aldea lusa.

Así lo augura la cantidad de gente que ya se acerca en la actualidad a Baio a apreciar las pequeñas construcciones promovidas por Maximino, que en plena crisis del ladrillo está dispuesto a crear unos cuantos empleos para llevar a cabo un viejo sueño.

Eso sí, para recrear el ambiente de la vieja aldea rústica el empresario deberá retirar del lugar el gran elefante que da la bienvenida al visitante, que por un momento no sabe si sigue en Galicia o se ha sumergido en un safari africano.

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