Fallece a los 91 años el pintor ferrolano José María González Collado

Deja una importante obra pictórica

El pintor ferrolano José María González Collado. EP
photo_camera El pintor ferrolano José María González Collado. EP

El pintor ferrolano José María González Collado ha fallecido en la tarde de este domingo, 7 de enero, tras haber ingresado horas antes en el Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol, tras sufrir una caída a primera hora de la mañana. 

González Collado tenía 91 años de edad y deja una importante obra pictórica, desarrollada durante toda una vida dedicada al arte, con un gran número de cuadros de su autoría, muchos de los cuales pertenecen el Ayuntamiento de Ferrol, del que era hijo predilecto e insignia de oro, y al que también la administración local le dedicó un parque en Canido, en donde tenía su estudio, que solía visitar a diario. 

En febrero de 2017, González Collado donó sus obras de arte religiosa a la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, concretamente 76 cuadros al óleo y acuarela. Por aquel entonces aseguró que esa donación la realizaba a la iglesia por ser ésta "la única institución que era capaz de conservar este legado". 
La capilla ardiente de González Collado se encuentra instalada en el Tanatorio San Lorenzo, en el lugar de Catabois.

BIOGRAFÍA. José María González Collado nació en Ferrol en 1926. A los 12 años ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Ferrol, la más antigua de este tipo en Galicia. Estudió en la Escuela de Aprendices de Bazán, y entró en el Departamento de Delineación y Electricidad de esa empresa. 

A los 17 años recibió su primer premio en la Exposición de Arte, Educación y Descanso, en A Coruña (1943), mientras que un año más tarde, ganó el primer premio en la V Exposición de Arte del SEU, en A Coruña, logrando además una beca de ayuda juvenil con la que se irá a estudiar a Madrid. 

En 1944 realiza su primera exposición individual en el Casino Ferrolano, cuando contaba 18 años. En 1945 se desplaza a Madrid para estudiar pintura. 

Pronto tuvo que regresar a Ferrol a cumplir el servicio militar. Después de hacer la instrucción, consiguió a través del escritor Camilo José Cela –al que había conocido en las tertulias de la capital–que lo destinasen de nuevo a Madrid para así poder continuar sus estudios. Tuvo la oportunidad de realizar el examen de ingreso en la Escuela de Bellas Artes y aprueba con el número 2 en un curso de 90 alumnos. En esta época visita al pintor ferrolano Álvarez de Sotomayor, que se convierte en su protector y maestro. 

Viaja por el norte de África, Marruecos y Argelia, donde pinta nuevos temas y otros colores. En 1959 vuelve a Madrid, y allí permanece hasta 1997, año en que regresa a Ferrol, donde monta su estudio y pasa los últimos 20 años de su vida. 

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